Donde dije digo
Boletín Nº42
La verdad es que cada día que nos levantamos y oímos las noticias o leemos los diarios que se publican en nuestro país, un sudor frío recorre nuestra piel preparándonos para encajar de la mejor manera posible, el siguiente invento de trascendencia fiscal que el actual ejecutivo prepara para tocar la cartera de los contribuyentes.
El problema fundamental es que no sabemos a lo que atenernos ni podemos adivinar por donde vendrá el siguiente golpe. La improvisación y el cambio de opinión sobre la marcha, se ha instalado en la sociedad española y amenaza con seguir haciendo estragos en los ya de por sí maltrechos bolsillos, aún sin recuperar después de la última crisis.
Fruto de dicha improvisación es el anuncio constante de nuevas medidas encaminadas a aumentar la recaudación tributaria precisa para complementar los ingresos que le faltan a unos presupuestos que se venden como sociales ya que se supone que van a destinar parte de la probable recaudación extra en diferentes partidas hasta la fecha, no dotadas adecuadamente según nuestro actual gobierno y sus socios del congreso.
Como ciudadanos de calle, muchas de dichas propuestas escapan al conocimiento normal que se nos supone, ya que van dirigidas a determinados sectores productivos y encaminados en poner coto fiscal en aspectos tan controvertidos como las transacciones financieras, el mundo del comercio digital o el fraude tributario a gran escala.
Pero otras medidas no son tan etéreas y si nos afectan en primera persona y de forma directa como la subida de impuestos de los combustibles, en especial del diésel, la subida del IRPF en escalas no tan elevadas y en especial de los rendimientos del ahorro. Y de forma indirecta con la nueva regulación del Impuesto de Actos Jurídicos Documentos (quien se crea que los bancos se van a quedar sin repercutir dicha subida a los clientes es un ingenuo de tomo y lomo) o la tasa para operar en bolsa o en los mercados financieros referida según dicen, a las grandes empresas, cuyas acciones no sólo compran los grandes inversores, sino también los pequeños ahorradores buscando algo de rentabilidad a sus exiguos ahorros para que no mengüen aún a cambio de un alto riesgo.
Mientras las cosas se aclaran y los que mandan se aclaran un poco más, os traemos los comentarios que sobre algunas de estas nuevas figuras tributarias nos facilitan el Consejo de Economistas.
Esperemos que arrojen algo de luz sobre la dirección en que apuntan estas nuevas figuras impositivas siempre que las mismas puedan ver la luz después del trámite parlamentario que se presenta cuanto menos, muy interesante.
Fuente: Registro de Asesores Fiscales del Consejo de Economistas