En el funcionamiento de cualquier economía intervienen siempre las mismas figuras principales, las cuales reciben el nombre de agentes económicos. Su participación puede ser de índole ejecutiva o estratégica, pero en cualquier caso, todos se interrelacionan entre sí dentro del sistema. Analizaremos cuáles son los agentes económicos y las relaciones que establecen.
Los agentes económicos se definen como las personas físicas o jurídicas que participan en una economía, entendiéndose como tal el conjunto de todas las actividades económicas.
Estas figuras pueden tener mayor o menor peso en la economía, o pueden actuar en ámbitos más o menos restringidos: en cualquier caso, el mero hecho de que participen ya les confiere la condición de agentes económicos, en el sentido estricto de la definición.
Aunque más adelante entraremos en detalle para analizar las relaciones entre los agentes económicos, podemos decir que estos trabajan conjunta y sistémicamente en la economía de una sociedad, dado que se relacionan con los procesos de producción, distribución y consumo.
En toda economía existen tres agentes económicos fundamentales: las familias, las empresas y el Estado, aunque varias teorías económicas actuales insisten en incorporar una cuarta figura: la de los bancos, dada su cada vez mayor repercusión a la hora de intervenir en la economía.
Se entiende por familias a todo el colectivo de personas físicas que toman decisiones al respecto de su forma de consumir, de trabajar o de administrar su patrimonio: la definición no queda afectada por el número de integrantes de la unidad familiar, considerándose también en este grupo de agentes económicos a los hogares compuestos por una sola persona.
Para hacer más sencilla su comprensión, estas son las figuras a las que nos referimos cuando hablamos de "economía familiar". Los hogares actúan simultáneamente como productores y como consumidores.
Las empresas son los agentes económicos con personalidad jurídica que realizan actividades económicas, con independencia de si tales actividades persiguen expresamente obtener lucro o no.
Estas figuras aglutinan los factores de producción que generan las familias (el anterior interviniente): la tierra, el trabajo y el capital, con la finalidad de crear o aumentar el valor de los bienes y servicios económicos, los cuales estarán destinados a cubrir necesidades de las familias, de otras empresas o del Estado.
La figura del Estado aúna funciones de regulación y recaudación de impuestos.
En términos de regulación, el Estado se encarga de elaborar leyes y fijar criterios para el cálculo de los precios de varios bienes y servicios orientados al consumo: también contribuye a la distribución de la riqueza mediante los servicios sociales.
Mediante la recaudación tributaria, el Estado se autofinancia: exige bienes a las empresas, y mano de obra a las familias y, paralelamente, grava a ambos intervinientes mediante los impuestos.
Los bancos centrales son los encargados de asumir la administración de la moneda de curso legal, la oferta monetaria y los tipos de interés.
Se valen de las políticas monetarias para hacer fluctuar la oferta de dinero en la economía, y regular el consumo, la inversión o el ahorro a través de la modificación de las tasas de interés.
Cada agente económico realiza unas actividades que inciden sobre los demás: cada uno es responsable en una parcela de mayor o menor envergadura del estado final de la economía.
Como hemos podido adivinar leyendo cuáles son, las relaciones que se establecen entre los cuatro agentes económicos van en todas direcciones: se relacionan todos con todos.
Pero, en esta lista de relaciones, ¿dónde quedan los bancos centrales? En determinados países, las actuaciones de la Banca dependen del Estado; en otros, son empresas independientes y pueden formar parte de uniones monetarias. Además, los bancos ofrecen servicios a empresas y hogares en forma de préstamos, hipotecas, créditos o fondos de inversión.
El equilibrio de las economías reside en que todos los agentes económicos realmente "hagan lo que tienen que hacer": el mal funcionamiento de alguno de los intervinientes puede generar consecuencias muy graves en la economía de una nación, e incluso en la economía global. Y es importante destacar que esas anomalías no siempre son culpa de quien las causa.
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