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Bienes sustituvos

por Software DELSOL

Decimos que un bien es sustitutivo de otro cuando puede ser consumido o utilizado en su lugar en todos o en algunos de sus usos, como la leña respecto del carbón o un autobús de línea urbana respecto del metro.

La condición de bien sustitutivo se traduce en consecuencias económicas muy importantes, como veremos en este artículo.

Los bienes sustitutivos tienen una demanda conjunta ya que el potencial consumidor puede elegir uno cualquiera entre ellos para satisfacer la misma necesidad.

El consumidor va a escoger un bien y no otro, cuando ambos son sustitutivos, tomando en consideración, entre otras circunstancias, su precio (y el de los otros productos sustitutivos), la capacidad de gasto del consumidor, sus preferencias o gustos personales y las calidades.

Por lo tanto una subida o bajada del precio de uno de los bienes sustitutivos va a afectar a la demanda (a la compra) de los otros productos que pueden sustituirle y una disminución en las ventas de ese bien que ha subido su precio; por ejemplo, si subimos el precio de la cerveza la gente consumirá más vino (o viceversa) o si sube mucho el precio de la gasolina y el gasoil la gente utilizará más el transporte público. A esto lo llamamos elasticidad cruzada de la demanda.

Bienes complementarios

Los bienes complementarios, a diferencia de los sustitutivos, tienen una relación entre ellos, pero no son equivalentes en su uso.

Por ejemplo, un pendrive no nos sirve para nada si no tenemos un equipo informático donde enchufarlo así que decimos que ese pen drive es complementario de nuestro ordenador o tablet.

Otro ejemplo, clásico, es el café respecto de la leche y el azúcar.

La gasolina que podemos comprar en una gasolinera solo nos resulta útil si tenemos un coche donde meterla, si no tenemos coche no nos sirve para nada, la gasolina es un bien complementario del coche.

Consecuencia de esto es que si aumentan las ventas del bien principal aumentarán también las de su complementario y si disminuyen disminuirá el complementario. Si se venden muchos ordenadores la gente comprará más accesorios informáticos y si se venden muchos coches la gente comprará más gasolina.

Hablamos de que son bienes complementarios perfectos cuando siempre se van a consumir juntos y nunca por separado.

Bienes sustitutivos perfectos e imperfectos

Esta primera clasificación depende del grado en que son sustitutivos dos bienes.

Los bienes sustitutivos son perfectos cuando se pueden utilizar exactamente de la misma manera y con exactamente los mismos resultados; en este caso el consumidor elegirá uno u otro por otros motivos, pero no por sus diferencias de uso o, dicho de otro modo, no existe ninguna razón para elegir uno u otro porque su uso es exactamente igual. En este caso al consumidor le da igual la proporción que tiene de cada bien sino que sólo le importa la cantidad global que tiene entre los dos.

Hay pocos ejemplos de bienes sustitutivos perfectos; se nos ocurre el ejemplo de elegir entre un reloj de pulsera analógico (de cuerda o automático) respecto de un reloj de pulsera digital: los dos los vamos a llevar en la muñeca y los dos nos van a decir la hora exactamente de la misma manera, el servicio que nos prestan es exactamente igual, es sólo cuestión de gustos.

Más habitualmente los bienes son sustitutivos imperfectos y esta imperfección se manifiesta en diversos grados; un bolígrafo y una pluma se utilizan de la misma manera y son casi lo mismo por lo que se acercan a ser sustitutivos perfectos; un albornoz y una toalla grande nos sirven para salir de la ducha y secarnos pero ya no son exactamente lo mismo; un ordenador y una tablet (o una tablet y un smartphone) comparten muchos de sus usos y podemos comprar uno u otro indistintamente para hacer determinadas cosas; en el extremo de la imperfección podemos poner como ejemplo una linterna y una vela, ambos nos dan luz pero no es lo mismo.

Bienes sustitutivos brutos y netos

Un Bien sustitutivo es bruto de otro cuando la subida del precio de uno provoca una subida de la demanda del otro pero no necesariamente al revés (la subida de precio del otro puede no provocar el aumento de demanda del primero), la sustitución en este sentido no es simétrica debido a la influencia del efecto renta.

Sin embargo, hablamos de bienes sustitutivos netos cuando la situación si es simétrica, es decir, la subida del precio de uno de ellos supone el aumento de la demanda del otro y también al revés, la subida de precio del otro supone un aumento de la demanda del primero sin asimetrías y prescindiendo del efecto renta.

Política empresarial

Como acabamos de explicar, cuando existen bienes sustitutivos y afectan al producto o servicio que produce o vende nuestra empresa debemos tenerlo en cuenta, para colocar nuestro producto en el mercado no sólo vamos a tener que considerar las condiciones y precio de la competencia en el mismo producto sino también la oferta de otros que sean sustitutivos del nuestro.

Es muy fácil poner un ejemplo de esto: si una persona quiere viajar de Madrid a Barcelona y no lo va a hacer en su coche (ni en un coche compartido) sino que quiere hacerlo en transporte colectivo tiene tres alternativas:

El avión que es más rápido y cómodo. Como inconvenientes algo más caro y, para tomarlo, debemos desplazarnos al aeropuerto (que está lejos de la ciudad) y estar allí una hora antes de la salida del vuelo.

El tren que, en nuestros días, con la alta velocidad es muy rápido y cómodo; aunque tarda algo más que el avión contando los desplazamientos al aeropuerto y la hora de espera en facturación al final la duración es más similar. La compañía de ferrocarril ha atacado (o lo va a hacer) con una política de precios bajos.

El autobús es muchísimo más lento y menos cómodo que los dos anteriores pero, también, es muchísimo más barato así que para el viajero con poco poder adquisitivo y que no tiene demasiada prisa le convendrá más. Además, las compañías de autobús ofrecen algunas ventajas para que el viaje sea más agradable y cómodo como wifi, servicios sanitarios en el autobús o poder ver películas durante el viaje.

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