Para saber en qué consisten las funciones de un auditor, es primordial conocer la auditoría y la importancia que esta tiene para las empresas. Este procedimiento se encarga de realizar una exhaustiva revisión de la contabilidad de las empresas, buscando acreditar su transparencia y fiabilidad frente a un tercero.
El auditor es el profesional encargado de llevar a cabo esta labor, y podemos destacar dos tipos de categorías en las que dividirlos:
Un auditor no tiene la misma función que un contable dentro de la empresa. Mientras que el segundo registra y mantiene el control de los activos y pasivos de la empresa, el auditor se encarga de comprobar si estos se están gestionando con transparencia.
Al igual que existen tipos de auditor, también hay varias modalidades en las que la empresa puede verse obligada (o motivada) a realizar una auditoría. En primer lugar encontramos la auditoría obligatoria más común, la realizada por las sociedades mercantiles que superen dos de los tres siguientes hechos por más de dos años seguidos:
También existen auditorías voluntarias, a las que se someten aquellas compañías que quieran demostrar su veracidad y transparencia frente a terceras personas, como clientes, bancos, proveedores o potenciales inversores.
El auditor tiene una labor muy importante para las empresas, ya que se encarga de revisar que su contabilidad se ajuste a la actividad y los resultados que haya obtenido. Por ello, todo auditor realiza las siguientes funciones para las empresas que le contratan:
Pese a que es una práctica cada vez más extendida, muchas empresas no realizan auditorías voluntarias, ya que no las consideran lo suficientemente importantes para gestionar su actividad. Hay que entender que una auditoría no se limita a comprobar que las cuentas cuadren, también es un proceso que permite a los empresarios detectar nuevas oportunidades de negocio, ver dónde se está fallando y qué se está haciendo bien, para ser capaces de solventar los inconvenientes y explotar los puntos fuertes.
Tampoco podemos olvidar que un auditor va a comprobar que la empresa esté al día en todos los aspectos legales, por lo que un servicio de este tipo es clave para evitar posibles sanciones y multas que lastren la producción de la empresa. Por último y no menos importante, un resultado positivo de la auditoría es información positiva para los stakeholders de la empresa, que confiarán y seguirán apostando por trabajar con ella.
La auditoría es una profesión bastante popular en el sector, aunque no cualquiera puede llegar a ella, ya que existe mucha exigencia y está preparada para los profesionales mejor preparados. Para ser auditor, es indispensable tener algún título universitario relacionado con la Contabilidad, Administración de Empresas, Economía, entre otros. Además, el candidato tendrá que pasar un examen teórico y práctico realizado por el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC), teniendo también que acreditar cierta experiencia en una firma de auditoría.
El auditor también tendrá que estar inscrito en el ROAC y el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), y necesitará contar con múltiples habilidades profesionales (integridad, conocimientos de computación, habilidades matemáticas, conocimiento de la legislación, entre otras aptitudes) para ejercer la profesión.
Todas las empresas deberían contar con los servicios de un auditor si es posible, ya sea interno o externo, porque puede llegar a ser decisivo para tomar decisiones exitosas y gestionar los recursos de la manera más eficiente y productiva que sea posible.
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