Banco malo
El término banco malo o bad bank en inglés hace referencia a la entidad financiera que adquiere los activos financieros tóxicos (activos que se contabilizan en el balance de los bancos por un valor que es superior al que tienen realmente) con el fin de salvar así el sistema financiero de un país. Es una manera de crear un fondo para reestructurar los activos financieros y así evitar quiebras, pues si dichos bancos contabilizasen los activos tóxicos usando su valor real de mercado, deberían declararse en quiebra y llevarían al traste la economía de todo un país.
¿Cuándo actúa el banco malo?
La actuación del banco malo puede darse más habitualmente tras las crisis financieras. En estos casos, las entidades bancarias suelen conceder numerosas hipotecas de una cantidad cercana o superior al 100% del valor del inmueble en el momento de la concesión del préstamo. Además, en épocas de bonanza puede darse la situación de haber unos requisitos más laxos a la hora de conceder hipotecas, cosa que maximiza el riesgo para el banco que concede el préstamo. Si la hipoteca se liga a viviendas en un sector en el que se construye sin parar, a su vez que aumenta la burbuja sobre el precio de la misma, pues mucha gente se endeuda en estos casos, de manera especulativa sobre el precio, para comprar pensando que su vivienda se revalorizaría de manera rápida.
Al ser los préstamos concedidos sobre el valor en lo alto de la burbuja y tras el pinchazo, el valor real de las viviendas es muy inferior, por lo que muchos bancos acaban acaparando miles de activos tóxicos en sus balances, que son principalmente una lastra para ellos. En este caso, el banco malo puede ayudar a recoger la transferencia de dichos activos para no afectar al balance del banco principal. Esto tiene el fin de sanear el sector bancario privado, aunque pueden en ocasiones llevarse a cabo iniciativas similares a la del banco malo,aplicables a nivel estatal. En este caso, la banca entrega sus activos inmobiliarios al Estado, que a su vez y en compensación, les otorga deuda pública con la que poder continuar su actividad normal. También pueden acudir a los bancos centrales correspondientes para conseguir más margen y así volver a poder prestar crédito en la economía real.
Ejemplo de España
Tras darse el caso descrito anteriormente, la burbuja inmobiliaria en España llegó a explotar en el año 2008 pues la situación era insostenible, por lo que a continuación, al no sostenerse el precio que llegó a alcanzar la vivienda, las personas hipotecadas seguían teniendo que hacer frente a préstamos que estaban muy por encima del valor real de sus viviendas, a la vez que mucha gente perdió su empleo al verse afectada de manera directa o indirecta. Al ser imposible para muchas personas endeudadas pagar su hipoteca, los bancos tuvieron que ejecutarlas y hacerse con la garantía de sus préstamos, que eran las viviendas en sí, acaparando muchas de las que había en el mercado.
A fin de acelerar la reestructuración financiera dando un impulso a las fusiones de las cajas de ahorros más débiles y así recapitalizarlas, el supervisor bancario en España solicitó que se aprovisionaran las partidas de suelo al 100% del valor contable. En cuanto a la financiación, las contribuciones a dicho banco malo se deberían canalizar a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria y, en cuanto a la estructura, el banco malo tendría que ser un banco sintético, pues serían las mismas entidades las que lo gestionarían. Se estableció un horizonte temporal de 20 años para que las entidades dieran salida a todo el suelo que acaparaban en sus balances y así realizar las desinversiones, pues así podrían liberar sus provisiones y destinar el capital a la concesión de crédito a la economía real.
En el caso de España, tras las presiones de muchos de los grandes bancos, se descartó la idea de la creación de un banco malo y se optó por obligar a la banca a que se dotase de elevadas provisiones. El 31 de diciembre de 2011 se prorrogó la prórroga que se había concedido para evitar que todo el suelo que tenían los bancos en sus balances se convirtiera en suelo rústico y perdiera el 90% de su valor. De esta manera, se permitió que los bancos pudiesen contabilizar estos activos tóxicos en sus balances como suelo urbanizable, situación que se mantuvo hasta julio de 2012. Esto daba tiempo a los bancos a deshacerse de los activos tóxicos poniéndolos a la venta por precios muy inferiores a los préstamos por los que se concedieron. Además, se dio a los bancos un plazo prudente de dos años para proveer las caídas de valor, aunque debido a las pérdidas que se originaron, el Gobierno de España continuó usando dinero del Fondo de Rescate Europeo para inyectarlo en el sistema financiero, obligando también a la fusión de diversas entidades.
En general, podemos concluir que el banco malo puede generar un valor positivo (como en Suecia) o negativo (como en Tailandia), dependiendo del momento y el precio de transferencia de los activos tóxicos.
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