Aquellas cosas que existen en la práctica o en la realidad sin ajustarse a unas normas, pueden definirse como 'de facto'. Que existe de facto o que existe de hecho. Se suele usar para informar de algo que está pasando o que está teniendo efectos en este mismo instante, aunque, eso sí, sin base jurídica.
Algo que se está llevando a cabo 'de facto' es porque esa actividad no ha sido aprobada o no se ha adoptado por una ley actualmente en vigencia.
Como claro ejemplo de esta expresión, lo tenemos cuando una persona consigue el poder político mediante un golpe de estado, en ese caso, el presidente es 'de facto'. Esta expresión es antónima a 'de iure', que quiere decir 'de derecho'.
Tanto 'de facto' como 'de iure' se suelen utilizar para casos constitucionales o administrativos, lo cual viene a decir que, en el ámbito de la jurisdicción, estas expresiones se usan para la definición de un gobierno no constitucional que ocupa el poder; o también para funcionarios administrativos que ocupan un puesto en la administración estatal, pero que no llevan a cabo sus funciones.
Estos conceptos son totalmente contrarios, por eso vamos a definir lo que conlleva cada uno de ellos:
Estas son las cuatro características que componen a cada expresión y que, como podemos observar, son completamente inversas la una a la otra.
Es el uso más habitual para esta expresión. Un gobierno de facto es en el cual, algunas personas, forman parte de él a la fuerza, es decir, destituyen a las autoridades constitucionales hasta el momento y deciden liderar el país.
Por lo tanto, los gobernantes de facto no han sido elegidos de forma democrática mediante unas elecciones como debe ser según la Constitución, sino que lo hacen por la fuerza. Estas personas llevan a cabo un mandato de hecho, obligando a la población a ser gobernados por un partido que quizás no represente a la mayoría.
Los gobiernos de facto suelen ser dictatoriales y opresivos, pues imponen un sistema forzosamente a la población entera de un país. La validez de las normas que emiten estos gobiernos no tienen apoyo jurídico y, además, no entran dentro de la legalidad vigente.
Sus consecuencias pueden ser de diversa naturaleza. No hay manera de limitar el poder de un gobierno de facto y ese es el principal problema, pues pueden convertirse en dictaduras.
Aunque también se han dado casos donde el gobierno de facto cuenta con el apoyo del pueblo para derrocar al gobierno actual y salir de la corrupción y la tiranía política.
Los gobiernos de facto no suelen durar mucho en el poder; y, a veces, estos son simplemente la transición hacia un estado democrático.
Este tipo de gobiernos pueden ser establecidos por causas muy diversas, entre las cuales:
Además de los gobiernos de facto, esta expresión puede ser usada en otros ámbitos. Por ejemplo en las parejas de hecho, pues estas personas son esposos de facto.
Otra de las expresiones que también se utiliza es 'ipso facto', que quiere decir 'por este hecho'. Coloquialmente, es un término que se usa para referirnos a algo que se hace de forma inmediata.
En el ámbito de la jurisdicción o la legalidad es una consecuencia jurídica producida por un hecho o acción. Esta expresión es contraria a 'ipso iure', lo cual significa 'por el derecho'.
En resumen, la expresión 'de facto' viene a decir 'de hecho', y hay que hacer uso de ella para indicar algo que esté sucediendo en estos instantes. Lo contrario será 'de iure'. El término 'de facto' suele usarse para los gobiernos instaurados por la fuerza mediante un golpe de estado. Los gobiernos de facto no cuentan con el apoyo del pueblo frecuentemente, pero existen casos donde son la solución para un país entero.
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