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WACC

por Software DELSOL

A pesar de que el WACC no es un término que maneje el común de los mortales, tiene su importancia en el mundo de las finanzas y es importante conocerlo, para cualquier empresario. Además, por su sencillez de cálculo e interpretación, es adecuado para usar por todo tipo de empresas, desde las más grandes a las más modestas.

Pero para poder adentrarnos en este término, debemos empezar por saber de qué estamos hablando. El WACC es la abreviatura de Weighted Average Cost of Capital, lo que en castellano se conoce como coste promedio ponderado del capital (CPPC). Es un indicador financiero, cuyo propósito es englobar en una sola cifra, expresada de manera porcentual, el coste de las distintas fuentes de financiación que necesitará una empresa para desarrollar un proyecto específico.

Definiendo el WACC

Se trata, en primer lugar, de una tasa. Su interés es anual y se calcula en porcentaje. Su finalidad es descontar los flujos de caja futuros de un proyecto o empresa, para valorar la viabilidad de una inversión. Más concretamente, se trata de una tasa de interés anual, que una empresa o proyecto empresarial pagará por la financiación que recibe.

Esto significa que la rentabilidad anual del proyecto o inversión debe ser igual o superior al WACC, la rentabilidad debe ser en todo caso mayor o igual al coste de financiación. Las dos formas más comunes de financiación de una empresa o proyecto son la consecución de un préstamo a través de un banco o las aportaciones de los socios al capital social. En ambos casos, la financiación no será gratuita, y la obtención de estos fondos tendrá un coste para la empresa. El impacto de este coste sobre la inversión es lo que trata de calcular el WACC.

¿Cómo calcular el WACC?

El WACC tiene en cuenta todas las fuentes de financiación de una empresa, ya sean propias o ajenas. En este sentido, manejará tantos los fondos propios de la empresa y su coste, como el nivel de endeudamiento y la tasa impositiva a afrontar por la empresa. Así:

WACC = Ke x (E/(E+D)) + Kd x (1-T) x (D/(E+D))

El primer examen de esta fórmula puede resultar confuso, pero no debemos desesperarnos antes de intentar comprenderla. Por ello, hemos de tener en cuenta las siguientes equivalencias:

Ke: costo de los fondos propios

E: fondos propios

D: endeudamiento

Kd: coste financiero

T: tasa impositiva

Es importante tener en cuenta que para realizar este cálculo, todas las variables con conocidas con anterioridad, a excepción del Ke, o coste de los fondos propios, el cual habrá que obtenerlo a parte. Para ello, se suele utilizar el método CAPM (Capital Asset Pricing Model), el cual presupone la existencia de una relación lineal entre el sector al que pertenece la empresa y el mercado, a pesar de que el comportamiento puede ser mejor o peor en ciclos expansivos o recesivos.

En base a todo esto, la fórmula es la siguiente:

Ke = Rf + [ E[Rm] - Rf] x B

Rf: Rentabilidad del activo sin riesgo.

E[Rm]: Rentabilidad media del mercado.

B: Riesgo de mercado de un activo.

La rentabilidad del activo sin riesgo está asociada a la rentabilidad de un bono emitido por un Banco Central. Puede tomarse como referencia tanto la rentabilidad de un bono a 5 años, como una obligación a 10 años del Tesoro Público. Cuanto más a largo plazo se tome la referencia, menos afectación de la tasa por los vaivenes y fluctuaciones de la economía.

En cuanto a la rentabilidad esperada del mercado, se obtiene una estimación a partir de un modelo predictivo de la rentabilidad de las empresas que componen el mercado.

La B, o riesgo de mercado de un activo, determina, en función de la coyuntura del mercado y de su fluctuación, el riesgo de mercado del activo. Es un riesgo que no puede desaparecer, al ser propio de las actividades de la empresa.

En el caso de empresas que tengan deudas en su estructura de capital, habrá que incorporar el riesgo financiero por medio de la beta apalancada (be), a través de la siguiente fórmula:

Be = Bu x ((1+((D x (1-T))/E))

Esta fórmula precisa de aplicar la fórmula con los fondos propios y la deuda de la empresa de que se trate, así como la tasa impositiva correspondiente.

Interpretación del WACC

Por último, una vez calculada la tasa, es preciso realizar una interpretación de la misma. El Wacc determina el coste de la inversión sin tener en cuenta las fuentes de financiación, de manera que se puede determinar una tasa de rendimiento superior a la WACC, lo que generará un valor agregado. Esta tasa se verá reducida en cuanto crezcan la tasa impositiva y el nivel de fondos propios.

El mayor inconveniente es que presupone la constancia de la estructura de capital, sin contemplar posibles fluctuaciones del nivel de endeudamiento de la empresa.

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