Autocracia
El Diccionario de la RAE define autocracia como “forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema Ley”.
El origen etimológico de esta palabra viene del griego αυτος (autos = por sí mismo) y κρατος (cratos = poder) así pues podemos entender que su significado es que el poder emana de uno mismo.
Gobierno legítimo
Aunque en muchos sitios de Internet autocracia se define como el gobierno absoluto de uno solo, entendemos que esta definición no es exacta; este término no se refiere exactamente a una forma de ejercitar el poder sino a una fuente de legitimidad.
La legitimidad de una autoridad es el motivo por el que existe tal autoridad, la justificación de que un gobernante pueda ejercitar un poder.
Esta justificación depende del orden público de la época, del lugar y del tipo de sociedad donde esté.
Así, un gobernante puede obtener su legitimidad de la tradición (monarquía), de Dios (teocracia), del pueblo (democracia), etc.
Hablamos de orden público porque si esta fuente de legitimidad (la que exista) está justificada en la cabeza y el corazón de las personas que viven en ese lugar, en esa época y en ese tipo de civilización, el poder es legítimo.
Así, por ejemplo, un rey absoluto de la Edad Moderna europea es un gobernante legítimo en su momento y en su lugar pero sería impensable en la Europa de nuestros días y, por contra, el sistema de legitimidad democrática que es indispensable en nuestro mundo no tendría cabida en la Edad Moderna.
El autócrata
Por lo tanto el autócrata es alguien que tiene derecho a gobernar por si mismo, su autoridad no viene de la tradición, ni de Dios, ni del pueblo ni de ningún otro sitio sino de su mera presencia.
La palabra autocracia apareció a principios del Siglo XIX en referencia a Napoleón y éste es un ejemplo estupendo de lo que es un autócrata.
La legitimidad de Napoleón para gobernar no venía de que fuera heredero de una casa real, ni fue elegido por el pueblo ni por la Asamblea Nacional ni, desde luego, pretendió nunca que le fuera conferida por Dios.
Para conseguir el poder Napoleón utilizó una combinación de estrategia política y fuerza militar. Empezando por el golpe de Estado del 18 de brumario que consistió, fundamentalmente, en tomar el poder de la Asamblea Nacional amenazándola directamente con el ejército.
Pocos años después de una manera análoga fue proclamado emperador de los franceses y su coronación, que tuvo lugar en Notre Dame de París delante del Papa, consistió en el él mismo se puso la corona, no le coronó el papa ni ninguna otra autoridad externa a él.
Napoleón ejerció el poder quince años más y la razón por la que tuvo ese poder fue el mismo, no acudió a ningún otra fuente de poder.
Ortega y Gasset, en su obra La Rebelión de las Masas mantiene el criterio (que considero muy acertado) de que se puede llegar al poder por la fuerza pero no se puede mantener el poder solo con la fuerza, sino que para conseguir mantenerse en el poder durante un tiempo significativo es necesario tener el apoyo de un porcentaje importante de la población; no hablamos de democracia sino de opinión de la población que no tiene por qué aparecer de manera expresa pero que existe.
Antes de Napoleón ya ha habido otros autócratas, por ejemplo los emperadores romanos: Augusto, tras vencer en la guerra civil (tras su victoria definitiva sobre Antonio en la Batalla de Actium) tomó el Senado Romano con su ejército (de una manera muy parecida a como siglos después lo haría Napoleón con la Asamblea Nacional) y obligó a los senadores a otorgarle lo que llamó Potestas Proconsulare Maxima que le daba un poder absoluto a él personalmente y que no procedía de ninguna otra fuente, él tenía el poder por ser él.
Incluso han existido, casi en nuestros días, autócratas que no tenían el poder absoluto pero que sí lo tenían de facto, incluso en sociedades democráticas. De Gaulle en la Francia de hace setenta años era una autoridad indiscutible hasta el punto de que se creó la V República Francesa hecha a su medida por el poder que tenía él personalmente y, una vez fuera del poder, hubo que modificar el sistema de nombramiento del Presidente de la República para que lo pudieran ejercer otras personas que no tenían ese poder.
El gobierno autocrático
Fuera del tema de la legitimidad, del que hemos hablado hasta ahora, el concepto de gobierno autocrático se entiende como un sistema de poder absoluto de una sola persona (un monarca absoluto como Luis XIV o un dictador como Franco).
La característica fundamental de este tipo de gobierno es que no existe ninguna posibilidad de discutir las decisiones del que manda.
Por ello, sea cual sea la actitud del gobernante absoluto, en ningún caso va a estar permitida la crítica o la disidencia por lo que no existirá la libertad de expresión ni mucho menos la posibilidad de oponerse al poder establecido.
Esto suele acarrear un sistema policial y represor.
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