Denominamos coste de transacción a aquellos costes derivados de llevar a cabo una transacción en el mercado. Este término se popularizó y difundió gracias al economista británico Ronald Coase, que los definía como aquellos costes que sufrían las empresas al salir al mercado para encontrar los productos y servicios que les permitiesen llevar a cabo su actividad.
En sus estudios del mercado, Coase llegó a la conclusión de que, en su época (años 30), la teoría económica dejaba de lado muchos costes implicados en el mecanismo de precio. Exponía que cada una de las transacciones que se llevasen a cabo en el proceso productivo tenían que tenerse en cuenta, por lo que los procesos no se podían descomponer y tratar de forma independiente. En este sentido, diferenció tres tipos de coste que, en conjunto, conforman el concepto de coste de transacción:
Poniendo en conjunto esta información, Coase pensó que lo lógico sería que la propia empresa desempeñase la mayor cantidad de tareas por sí misma, con el fin de aligerar los costes de transacción.
Vamos a ver un ejemplo de cada uno de los tipos de costes de transacción: de búsqueda, de contratación y de coordinación.
Ronald Coase hacía una distinción muy clara entre empresa y mercado, en función de cómo gestiona las transacciones cada uno de ellos. En el caso de la empresa, las transacciones que se van a llevar a cabo se determinan de manera interna a través de una organización jerárquica, mientras que el mercado funciona de manera descentralizada y se realizan transacciones libres de bienes y servicios.
Según la Ley de Coase, el sentido de crear empresas se encuentra en gestionar los costes de realizar transacciones en los mercados de forma eficiente, gracias a una óptima organización y distribución de los recursos disponibles.
Siguiendo este hilo, uno de los argumentos más característicos de Coase dice que las empresas seguirán creciendo hasta el momento en el que los costes de realizar una transacción de forma interna sean iguales a los que se enfrentarían si la realizasen en un mercado abierto. Dicho en otras palabras, a medida que una organización va aumentando en tamaño, genera cada vez más costes de transacción dada la amplitud que va teniendo. Por este motivo, llega un momento en el que sale más rentable utilizar el mercado que realizar esas transacciones de forma interna, y ahí es donde las empresas paran su crecimiento.
El concepto de coste de transacción es muy amplio, ya que engloba a todos aquellos costes que sufren las empresas al conseguir la materia prima necesaria para elaborar sus productos o dar sus servicios. La teoría del economista Ronald Coase reforzó el concepto, dándole una visión más profunda y relacionándolo directamente con la razón de ser y las causas de crecimiento de las empresas.
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