Cuando nos encontramos en una situación donde los empresarios buscan cierto perfil profesional para determinados puestos de trabajo y no lo encuentran, estamos frente a un caso de desempleo estructural. Es uno de los tipos de desempleo más complicados de erradicar, ya que depende de muchos factores externos, como la falta de formación, la distancia de los trabajadores a los puestos de trabajo o la obsolescencia de conocimientos en determinados sectores.
Es importante matizar que este desempleo no se produce por la falta de demanda en un puesto de trabajo, sino que es consecuencia de algún cambio en los procesos productivos o en la tecnología que ha provocado nuevas necesidades urgentes por parte de los empresarios, sin que los propios empleados tengan tiempo para adaptarse a ellas.
El paro estructural tiene tres características importantes que lo hacen especial y, a su vez, muy complicado:
Los trabajadores que se encuentran en un desempleo de este tipo tienen una situación muy dura que afrontar, ya que suele prolongarse en el tiempo y requerir de formación extra o un gran esfuerzo para poder revertirla. A continuación veremos las consecuencias negativas que supone este tipo de paro en la sociedad:
Ya hemos visto que es un fenómeno muy complicado de tratar, ya que en la mayoría de casos estamos hablando de trabajadores que llevan muchos años en el mismo sector y, repentinamente, se ven fuera de sus empleos debido a cambios bruscos en la tecnología y poco margen para adaptarse a ellos.
Si tuviésemos que marcar una pauta para intentar terminar con este desempleo, sin duda sería la educación y formación destinada a que estos empleados sean capaces de actualizarse y adquirir las nuevas competencias que demandan los empresarios. Ahora bien, la complejidad de este fenómeno radica en un problema que tiene difícil solución, y es que muchos de los afectados por el mismo son trabajadores que llevan muchos años en su sector y están cerca de la jubilación. Este grupo de personas suele tener una mayor dificultad para adaptarse a la innovación tecnológica, lo cual supone un grave problema dadas las condiciones que hemos mencionado anteriormente.
Si relacionamos esto último con el tema de la formación a profesionales, podemos entender lo complejo de la situación y lo difícil que es controlarla. Si este tipo de personas tienen que realizar unos estudios que, por ejemplo, les ocupa tres o cuatro años de su vida, probablemente ya quede poco o nada para que llegue la edad de su jubilación, por lo que el resultado final de la inversión en educación específica será prácticamente nulo.
Es cierto que, en el corto plazo, los estímulos hacia la economía y las políticas monetarias y fiscales pueden ayudar a reducir este tipo de paro. Pese a ello, estamos en una etapa de constante desarrollo tecnológico y, desgraciadamente, siempre van a existir este tipo de problemas en nuestras economías.
El desempleo estructural supone un gran problema para la economía, ya que es un paro duradero y muy difícil de erradicar. Pese a los esfuerzos realizados en materia de educación y formación, todavía no se ha logrado dar con la fórmula correcta que permita acabar completamente con un problema que afecta a millones y millones de trabajadores en todo el mundo.
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