Diversificación
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define diversificar como “Convertir en múltiple y diverso lo que era uniforme y único”.
En el caso de las empresas hablamos de diversificación cuando una empresa inicia actividades nuevas o produce o vende productos diferentes de los que han sido, hasta ese momento, su objeto de negocio.
Por lo tanto, la diversificación es una vía por la que pueden manifestarse políticas de crecimiento de la actividad empresarial.
Una empresa, por definición, produce, distribuye y/o vende bienes y servicios con el objetivo de conseguir con ello un beneficio económico, es decir, realiza una actividad económica concreta (o varias).
Si la empresa quiere crecer, es decir, aumentar su actividad económica, lo primero que debe hacer es analizar cuál es su situación: con qué medios materiales cuenta y qué oportunidades de negocio tiene a su alcance.
Una manera de crecer sería aumentar la producción y las ventas de los productos o servicios a los que ya se dedica, para lo que puede realizar acciones como aumentar el área geográfica donde los ofrece y/o buscar nuevos distribuidores o promotores publicitarios para aumentar las ventas; esto es un clásico.
Otra manera de conseguir el crecimiento de la Actividad económica es la diversificación en la que la empresa comenzará a producir, distribuir y/o vender nuevos bienes o servicios o a realizar nuevas actividades relativas a los bienes y servicios que ya están en su ámbito de actuación.
Si proyectamos diversificar nuestra actividad empresarial, como hemos dicho más arriba, debemos tener los medios materiales y las oportunidades para poder hacerlo.
Los medios materiales
Cuando hablamos de medios materiales no nos estamos refiriendo únicamente a la disponibilidad de recursos económicos, aunque también.
Hablamos de las infraestructuras con las que contamos:
- Las naves industriales o locales comerciales u oficinas que ya tenemos,
- El personal laboral con el que contamos que tendrá una determinada preparación técnica,
- Las máquinas, robots, vehículos y demás elementos con los que ya estamos realizando nuestra producción.
Todos estos recursos son los que hemos adquirido o fabricado para nuestra actividad actual, pero resulta que, a lo mejor, también pueden servir para realizar otra.
Si tenemos un local comercial muy grande en el que, por ejemplo, hemos abierto una tienda de regalos, pero tenemos mucho espacio podemos, por ejemplo, dividir el local y destinar una parte de él a cualquier otro negocio (como poner una óptica, por ejemplo), ya sea gestionando nosotros mismos ese negocio o arrendándolo a otras empresas con las que podemos estar asociados o no.
En el mismo caso anterior, si tenemos una tienda grande con gran afluencia de público podemos abrir un bar o un restaurante dentro para ampliar nuestro negocio, por ejemplo, vendemos muebles y, a los compradores, les damos también de comer.
Lo mismo sucederá si tenemos una nave industrial en la realizamos nuestra producción y tenemos espacio y medios para dedicar parte de su espacio a otra actividad.
Si nuestra empresa se dedica a fabricar, por ejemplo, pelotas para los niños y, para hacerlo, hemos comprado una máquina inyectora de plástico, nos podemos plantear que, con esa máquina, no tenemos por qué limitarnos a fabricar pelotas, sino que también podemos fabricar otros productos como contenedores de comida, botellas y hasta muebles de plástico.
En el momento que dejamos de hacer sólo pelotas de plástico y comenzamos a producir otros productos estamos ya diversificando.
Lo mismo sucede con el personal que trabaja en nuestra empresa, si su preparación profesional y técnica permite realizar otra actividad podemos aprovecharlo, por ejemplo si tenemos un taller mecánico dedicado a la electricidad de los vehículos y nuestros operarios pueden, podemos añadir otros servicios de mecánica de vehículos.
Las oportunidades
Además de disponer de los medios materiales para la nueva actividad va a ser necesario que tengamos la oportunidad de crear o vender esos nuevos bienes o servicios.
De nada sirve que podamos fabricar una cosa si no tenemos a quién o cómo venderla.
Estas oportunidades se pueden buscar y crear, en el ejemplo anterior si fabricábamos pelotas de plástico y comenzamos a fabricar muebles de plástico podemos buscar distribuidores de tal producto para darles salida.
Pero, al hablar de oportunidades, aquí nos estamos refiriendo más bien a oportunidades que ya tenemos y que no necesitamos crear o buscar.
Por ejemplo, una compañía de refrescos de cola que, además de toda la infraestructura para su creación, distribución y venta, ya tiene una marca comercial bien consolidada se puede plantear no limitarse a producir refrescos de cola sino crear nuevas marcas, vinculadas a su marca principal, de refrescos de otro tipo como de naranja, limón, tónica, ginger ale e, incluso, cerveza.
Esto parece una buena oportunidad de diversificar ya que la empresa ya tiene el “know how”, las infraestructuras, los canales de distribución y una buena parte del marketing necesarios, así una diversificación de este tipo no plantea unas inversiones muy altas y sí ofrece una expansión del negocio con muy buenas perspectivas.
Otro tipo de oportunidad serían las contrataciones de los organismos públicos: si está más o menos dentro de nuestro ámbito de negocio podemos concurrir y, si conseguimos un contrato, dedicarnos a la nueva actividad; por ejemplo, si tenemos una empresa que vende productos de limpieza podemos plantearnos concurrir a un concurso para la limpieza de un ministerio.
Tipos de diversificación
Una primera clasificación puede ser la que diferencia entre el buscar nuevos tipos de mercado con los elementos y oportunidades que ya tenemos o, para grandes empresas, comprar otro negocio completamente y gestionarlo.
También podemos hablar de diversificación relacionada (o concéntrica) cuando la nueva actividad forma parte del ámbito en el que ya nos movemos o no relacionada (o conglomerada) cuando es un negocio nuevo que no tiene nada que ver.
Es horizontal cuando ponemos a la venta productos nuevos que están relacionados con los que ya ofrecemos o vertical cuando lo que hace la empresa es ampliar su intervención en los productos que ya ofrece, por ejemplo, una empresa de fabricación que amplía su negocio y se dedica a su distribución y/o venta.
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