La palabra fortuna posee varias acepciones, y entre ellas hace referencia a dos conceptos bastante comunes: la suerte y la riqueza. Dentro del ámbito económico, podemos considerar la fortuna como un sinónimo de riqueza, y hace referencia a la posesión de bienes y capital valiosos por parte de una persona o entidad. Cuando hablamos de fortuna, estamos haciendo referencia a un patrimonio conformado por materiales de alto valor, es decir, siempre nos encontraremos en una situación donde el capital financiero es muy elevado.
La palabra fortuna en castellano proviene del latín, derivada del término fors, cuyo significado es suerte. En la antigüedad, la mitología romana tenía una diosa llamada Fortuna, que era la encargada de repartir los bienes y los males entre los ciudadanos, algo que hace referencia a la acepción de esta palabra relacionada con la suerte. Pese a que la definición de fortuna es la anterior, podemos utilizar la palabra en diferentes situaciones y contextos:
Para obtener la fortuna real que tiene una persona tenemos que calcular su patrimonio neto, es decir, hallar la diferencia entre sus activos (derechos y bienes) y sus pasivos (deudas y obligaciones). Cuando hablamos de patrimonio, hacemos referencia al conjunto total de activos y pasivos, es decir, agrupamos los derechos y bienes con las deudas y obligaciones del individuo. Sin embargo, si queremos obtener su fortuna real o neta, tendremos que realizar la operación anterior (activos menos pasivos), consiguiendo el patrimonio neto y midiendo el valor total de su riqueza.
Forbes, la revista referente a nivel internacional en el sector empresarial y financiero, realiza todos los años una lista donde incluye a las mayores fortunas a nivel nacional y global, y utiliza un procedimiento determinado para medir la fortuna que acumula cada una de ellas. Analizan las cuentas individuales y consolidadas de cada grupo, y también tienen en cuenta los movimientos en las sociedades patrimoniales, para determinar con precisión el capital real que poseen los empresarios en cada compañía.
Pese a que esta lista suele utilizarse como referencia para medir la fortuna de los grandes empresarios e inversores a nivel global, hay que destacar varios factores importantes que, en muchos casos, podrían hacer que los resultados varíen:
Por definición, una persona es millonaria desde que su fortuna iguale o supere un millón de unidades monetarias, ya esté concentrada en dinero, o bien repartida entre inversiones, bienes y cuentas bancarias. Sin embargo, que una persona sea millonaria no implica que su poder adquisitivo y su prestigio sean elevados, ya que la hiperinflación puede hacer que el dinero pierda valor. Un ejemplo bastante claro lo encontramos en la situación actual de Venezuela, donde 1 089 500 bolívares equivalen a un euro, algo que se aleja bastante de la condición de riqueza y bienestar económico.
Pese a que, en el plano económico, utilizamos la fortuna para hacer referencia a la riqueza en bienes y capital que posee un individuo, la palabra también posee distintas acepciones que deben ser mencionadas. En primer lugar, podemos utilizar el término para hacer referencia a la suerte, siempre con un resultado positivo.
Como hemos visto, la palabra fortuna se utiliza en diversos contextos. Sin embargo, dentro del ámbito económico, la podemos emplear para hacer referencia a las grandes cantidades de capital y bienes que posea un individuo, ya sea a través de inversiones, bienes materiales, recursos, empresas o dinero en la cuenta corriente.
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