¿Cómo se deben enfrentar los acontecimientos difíciles que mueven los cimientos de tu vida? ¿Cómo debemos reaccionar ante la muerte de un ser querido, una enfermedad y otras situaciones ciertamente dramáticas? Con resiliencia. Hoy en día, la resiliencia es considerada una capacidad natural del ser humano que es fundamental para poder superar cualquier obstáculo o problema que nos depare la vida, permitiéndonos afrontar y superar con éxito cualquier crisis personal, vital o económica que se nos presente.
La resiliencia se refiere a la capacidad de sobreponerse a la adversidad y de reconstruirse en este tipo de situaciones, saliendo fortalecido de un acontecimiento traumático. Así, las personas resilientes son capaces de aceptar y sobrellevar los cambios, por muy difíciles que estos sean, y adaptarse a las nuevas realidades.
Aunque pueda parecer una capacidad extraordinaria, la resiliencia es una capacidad que encontramos de forma ordinaria en catástrofes o acontecimientos traumáticos. Por ejemplo, tras los atentados del 11 de septiembre del año 2001 en Estados Unidos, no solo la ciudadanía estadounidense se unió para brindar el apoyo necesario a los directamente afectados por la tragedia, sino que, después del ataque terrorista, los americanos se esforzaron por volver a reconstruir sus vidas.
En cualquier caso, se ha de recordar que ser resiliente no significa que se experimenten dificultades en la vida, sino que, a pesar de tener vivencias traumáticas, la persona resiliente es capaz de sobreponerse y salir airoso del problema.
Hay diversas maneras de construir la resiliencia. Veamos cómo conseguirlo:
La resiliencia ambiental, también conocida como resiliencia ecológica, es la capacidad de un determinado sistema de recuperar el equilibrio tras haber sufrido alguna alteración o perturbación. Es decir, la resiliencia ambiental se refiere a la capacidad de restauración del medio. Este término fue acuñado en el año 1970 por el ecologista de nacionalidad canadiense C. S. Holling.
Un buen ejemplo de este tipo de resiliencia es la capacidad del mar para recuperarse tras la catástrofe del petrolero Prestige, que vertió el combustible que transportaba en las costas gallegas en el año 2002.
Es la capacidad que tienen las personas de recuperar sus condiciones originales de libertad, dignidad e igualdad tras haber sido reprimidos o sometidos por la fuerza por el Estado. Un buen ejemplo de esto son las manifestaciones contra sistemas autoritarios o totalitarios que solían acabar en cargas policiales. Sin embargo, la ciudadanía conseguía, en mayor o menor tiempo, recuperar la libertad y la igualdad.
La resiliencia organizacional se refiere a la capacidad relativa a la gestión, es decir, a la adaptación al cambio y a las condiciones laborales adversas (por ejemplo, un ERE, el cierre de la empresa o el despido) de los trabajadores.
La resiliencia sociológica es la capacidad que tiene un país, un grupo de individuos o un grupo social de recuperarse y sobreponerse a situaciones adversas o catastróficas, reconstruyendo los vínculos internos que los unen. Un buen ejemplo de esto son los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. La ciudadanía estadounidense logró sobreponerse a tan terrible acontecimiento y recuperar la normalidad.
Sin duda, la palabra resiliencia está de moda hoy en día. De hecho, se ha convertido en una de esas capacidades que no solo son importantes en nuestro día a día, sino que también, cada vez más, las empresas la exigen a sus empleados. Si algo está claro es que la resiliencia es una capacidad que nos ayudará a ser más felices.
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