La cadena de valor es una teoría empresarial que sirve para estimar el valor de los productos o servicios finales que produce un negocio.
Una cadena está, normalmente, compuesta por eslabones, en la empresa cada actividad concreta sería un eslabón de esta cadena de valor (compras, almacén, diseño, producción, ventas, etc.).
Cada eslabón que se utiliza para nuestro producto o servicio le añade valor.
Esta asignación de valor a la producción nos dirá la posición competitiva de la empresa ante el valor de sus productos o servicios en relación con el valor que tienen para sus clientes (el precio que nos van a pagar consumidores u otras empresas) y, por tanto, los beneficios que van a obtener y su capacidad de operar en el mercado (su elasticidad en la oferta).
El objetivo de la empresa no es reducir costes, es ser rentable y esta rentabilidad se produce por el valor de nuestro producto en relación con el precio que pueda conseguir.
Al discriminar las diferentes facetas de la producción y venta podemos analizarlas todas y sabremos lo que se está haciendo bien y lo que se hace mal, para tomar las medidas oportunas; también en lo que se está invirtiendo demasiado o lo que necesita más inversión o si se puede externalizar algún paso.
Estos eslabones pueden dividirse en dos grupos: las actividades primarias o de línea y las de apoyo o soporte.
Actividades primarias o de línea
Son los pasos necesarios de producción, distribución y venta de nuestros bienes o servicios.
Actividades de apoyo o soporte
A diferencia de las anteriores, estas actividades no participan de la actividad productiva de manera directa, pero son totalmente necesarias para que puedan existir las de producción.
Su utilidad reside en que, al estudiar cada paso de la actividad de la empresa que añade valor al producto, podemos analizar cada uno por separado, detectando defectos, fallos o ineficiencias y, también, las cosas positivas o que se están haciendo bien.
A partir de este análisis podemos reducir costos diferenciando de dónde queremos recortar sin menoscabo de valor del producto o servicio, sabiendo exactamente lo que estamos haciendo.
Como acabamos de decir en el punto anterior, podemos encontrar, en determinados eslabones de la cadena, cosas que se están haciendo bien.
Estas cosas que se hacen bien son una ventaja competitiva que añade valor a nuestro producto en mejores condiciones que los productos de nuestra competencia (iguales o sustitutivos).
Esta ventaja competitiva se obtendrá de dos maneras:
Lo que busca la empresa es la rentabilidad que no es otra cosa sino una buena relación entre ingresos y gastos.
En cada eslabón de la cadena vamos a buscar, por ello, que produzca los mayores ingresos posibles o que tenga el costo más pequeño que se pueda.
Hay que tener en cuenta que todos los eslabones están entrelazados entre sí (por eso hablamos de una cadena) e influyen los unos en los otros.
Cuando son varias las empresas que ofrecen un determinado producto o servicio de manera conjunta (por ejemplo, el productor, el distribuidor, las tiendas), cada una de ellas tiene su propia cadena de valor; la combinación de todas ellas sincronizadas la podemos llamar cadena de valor ampliada. Ésto puede ampliarse hasta hablar de una cadena de valor global.
En todo caso la cadena de valor de un negocio también va a estar íntimamente relacionada con las cadenas de valor de sus proveedores y clientes.
La utilidad que tiene este concepto reside en que la empresa puede plantearse si continua realizando, por ejemplo, la distribución a través de otra empresa o le resulta más beneficioso hacerla ella misma. El análisis de la información siempre proporcionará el mejor escenario competitivo.
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