Dentro del campo penal, en el derecho, la alevosía es una característica que permite diferenciar, por ejemplo, un homicidio de un asesinato, y hace referencia a las acciones que lleva a cabo un sujeto para garantizar que concretará un delito frente a otro, sin ningún tipo de riesgo para el primero, y sin dejar opciones a la víctima para defenderse del delito. Según el Código Penal español, en su artículo 22, la alevosía es una circunstancia que agrava la responsabilidad penal cuando se juzga un delito frente a otra persona.
En un caso de homicidio, una persona lleva a cabo una o varias acciones que terminan con la vida de otra, pero estas pueden darse de manera involuntaria. En el caso del asesinato, el delincuente tiene un motivo determinado para llevar a cabo el acto, y uno de ellos es la alevosía. En este contexto, hablaríamos de la alevosía como la intención del delincuente por actuar sobre seguro, es decir, asegurar que va a cometer ese delito e impedir que la víctima se pueda defender, ya sea por cuenta propia o con la ayuda de algún tercero.
En la vida cotidiana, encontramos ejemplos de alevosía en el día a día: robos premeditados, asesinatos, envenenamientos voluntarios…, pero el mayor y más utilizado ejemplo lo suele mostrar la doctrina penal clásica, con el homicidio del dictador Julio César, donde este no pudo imaginar que una persona tan cercana y con tanta confianza como Bruto pudiera traicionarlo y asesinarlo, motivo por el cual no opuso resistencia y se consideró indefenso de cara al acto delictivo.
En función de la premeditación y/o preparación del acto delictivo, podemos encontrar varios tipos de alevosía:
Si has escuchado hablar sobre la alevosía, es probable que también conozcas el término de ensañamiento, dentro del campo penal. Son dos conceptos que guardan cierta relación, y es que ambos son agravantes de la pena que se le terminará poniendo al delincuente, pero no significan lo mismo y es importante conocer la diferencia entre ambos para no confundirlos de cara a una posible situación donde alguno de ellos se presente.
Por un lado, hemos visto que la alevosía se produce cuando la víctima no es consciente o no puede defenderse frente al acto que realiza el delincuente. Para ver un ejemplo y relacionarlo con el otro término, vamos a imaginar que un individuo ha premeditado el asesinato de otro, y planea entrar en su casa por la noche y dispararle mientras duerme. Si el delincuente entra, llega a la habitación y ejecuta un único disparo que termina con la vida de la víctima, hablaríamos exclusivamente de alevosía, ya que esta no se ha podido defender (en este caso, ni se ha enterado de la situación).
Por otro lado, tenemos el término de ensañamiento, que se produce cuando el infractor aumenta el dolor o el sufrimiento de la víctima antes de llevar a cabo el acto en cuestión. Siguiendo el ejemplo anterior, tendríamos una situación de ensañamiento si el asesino, antes de realizar el disparo mortal, realiza algunos disparos en las extremidades para que la víctima sufra. Ambos son considerados agravantes de la pena, pero las situaciones en las que se presentan son diferentes.
Diremos que un delito está agravado por alevosía cuando el infractor, sin correr ningún tipo de riesgo, ejecuta el acto sin que la víctima tenga opción para defenderse del mismo.
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