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Anarcocapitalismo

por Software DELSOL

Son muchas las corrientes político-económicas que han ido surgiendo a lo largo de los años, dado que existen distintas perspectivas sobre cómo debe funcionar la economía, la propiedad y el mercado dentro de una sociedad moderna. Una de ellas se denomina anarcocapitalismo, una corriente derivada del liberalismo clásico que ha recogido bastantes nociones del anarquismo individualista norteamericano del siglo XIX.

¿Qué es el anarcocapitalismo? Significado y origen

Esta corriente o filosofía, como bien dice su nombre, basa sus creencias en que la sociedad debe estar organizada sin la intervención del Estado, defendiendo la propiedad privada y abogando por un mercado libre y sin fraude. Según el anarcocapitalismo, una sociedad libre no puede contar con un Estado interventor, sino que es el propio sector privado el encargado de prestar todos aquellos servicios que actualmente provee el Estado (seguridad, justicia, impuestos, sanidad, control del dinero…).

Como mencionamos anteriormente, el anarcocapitalismo proviene directamente del liberalismo, considerándose una subcorriente del mismo. Además, tiene muchas ideas que provienen del anarquismo individualista americano, recogiendo teorías como la de elección pública. Jakob Mauvillon y John Locke fueron dos de las principales figuras que divulgaron, defendieron y dieron importancia a esta corriente.

Los tres principios clave del anarcocapitalismo 

Esta corriente se basa en tres principios clave: la propiedad privada, ley y orden y el principio de no agresión.

  1. Propiedad privada. Según el anarcocapitalismo, todos los individuos tienen el derecho a la “propiedad sobre su propio cuerpo”, y todos aquellos recursos o terrenos que no tengan propietario pueden ser apropiados por aquel que realice alguna forma de trabajo sobre el mismo. Esto último sigue el principio de apropiación original, en el que las personas deben ejercer algún trabajo sobre un bien, terreno o recurso para poder considerarse su propietario, disfrutando así del rendimiento que este le ha permitido obtener. Para que esta propiedad privada cambie de titularidad, ambas partes deben realizar un acuerdo voluntario y totalmente pacífico, ya que cualquier forma de violencia inutilizará el intercambio.
  2. Ley y orden. El segundo principio critica la actuación del Estado a la hora gestionar públicamente la justicia y la seguridad, ya que el anarcocapitalismo lo considera violento. De esta manera, serían las empresas privadas las que sustituirían al Estado en materia de seguridad (policía, ejército…) y justicia (tribunales, abogacía…), y gracias al libre mercado serían muchas las compañías que ofrecerían este tipo de servicios a costes más bajos y con una calidad notablemente más elevada que la del Estado.
  3. Principio de no agresión. El tercer y último de los principios fundamentales del anarcocapitalismo se basa en contrariar totalmente a la violencia, por lo que todo aquello que pueda atentar contra la propiedad privada es una amenaza para el sistema. Aquí incluimos los impuestos, pero también recoge acciones como el fraude o el robo. Según el pensamiento de aquellos que siguen esta corriente, el Estado monopoliza completamente las acciones violentas, consiguiendo ingresos de forma agresiva a través de los impuestos, lo cual justifica el pensamiento tan contrario que poseen en relación con la intervención estatal en la sociedad.

Liberalismo y críticas del anarcocapitalismo

Eventualmente, se suele confundir el anarcocapitalismo con el liberalismo dadas las similitudes que pueden presentar en ciertos aspectos, pero la realidad se aleja bastante de este hecho. En primer lugar, el anarcocapitalismo es una corriente derivada del liberalismo, y este último defiende al Estado como autoridad encargada de proporcionar seguridad a los ciudadanos, algo que el anarcocapitalismo contradice.

Por otro lado, desde el punto de vista de la economía, el liberalismo defiende el “Laissez Faire”, un modelo donde el Estado se limita a controlar que todos los acuerdos, intercambios y contratos se lleven a cabo y cumplan las condiciones de manera adecuada. En el anarcocapitalismo, al no ser posible, nos encontraríamos frente a una sociedad que, puesta en práctica, probablemente tenga pocas posibilidades de sobrevivir sin la intervención del Estado en ciertas materias.

Son varias las críticas que ha ido recibiendo el modelo anarcocapitalista, gracias a las medidas tan extremas que propone para el funcionamiento de la sociedad y la economía. La más generalizada consiste en lo comentado anteriormente, y es que muchos piensan que no es posible mantener la sociedad sin la intervención parcial del Estado, al menos en materias de justicia y seguridad.

En este sentido, también se ha criticado la escasa estabilidad que tendrían las instituciones legales anarcocapitalistas, presentando fallos muy básicos que vulnerarían este tipo de actividades tan necesarias. Por último, también se ha expuesto que, un sistema donde la justicia y la seguridad se cubran a través de empresas privadas, generaría competitividad a la hora de prestar estos servicios, lo cual terminaría derivando en un monopolio (algo que contradice al modelo anarcocapitalista).

Con sus tres principios clave (ley y orden, no agresión y propiedad privada), el anarcocapitalismo es una corriente que excluye la intervención del Estado de cualquier tipo de actividad, dejando todo en manos de un mercado libre y competitivo donde el sector privado autorregula todas las materias que componen la sociedad.

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