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Apalancamiento financiero

por Software DELSOL

Hablamos de apalancamiento financiero para referirnos a la práctica comercial de utilizar fondos ajenos para realizar una inversión.

El apalancamiento, en general, es el endeudamiento con terceros para poder invertir.

La ratio de apalancamiento

Es uno de los índices de solvencia de la empresa.

Mide el total del endeudamiento, con terceros, de la empresa en relación al total de inversiones que realiza dicha empresa. Normalmente sólo se tiene en cuenta el pasivo que tiene un coste.

Por lo tanto, su fórmula es obvia, una división en la que el numerador contiene el pasivo corriente y no corriente y en el denominador el pasivo consistente en deudas con entidades financieras.

El apalancamiento no es, necesariamente, algo desaconsejable o inconveniente; el endeudarse para realizar inversiones productivas puede ser indicador de una buena marcha y una buena gestión del negocio.

Para saber si lo es o no se debe estudiar la realidad y hacer los cálculos necesarios.

Si los intereses que nos van a aplicar por nuestras deudas son lo suficientemente bajos para que se compensen con los beneficios de las inversiones que hacemos con ese dinero hemos hecho un buen negocio.

Dentro de ello debemos distinguir entre nuestra deuda con terceros a corto plazo y la que es a medio y largo plazo. El mismo nivel de apalancamiento no es el mismo riesgo asumido dependiendo del plazo de los vencimientos de la deuda.

Sin embargo, ésto no está exento de riesgos; es posible que esos cálculos de los que hablamos, aunque se hagan de manera correcta, no den, en la realidad, el resultado esperado porque, por ejemplo, se produzca una caída de precios o un descenso de las ventas, lo cual puede ocurrir por muchos motivos que van desde circunstancias especiales al producto que fabricamos o vendemos hasta circunstancias generales como parones o crisis económicas.

Por ello debemos hablar de prudencia; la prudencia no supone no realizar inversiones con préstamos, sino que supone movernos dentro de ciertos límites razonables.

Aunque, a continuación, vamos a exponer una teoría general sobre tales límites, no se puede tomar de manera absoluta ya que los criterios variarán según qué tipo de negocio tengamos, sus stocks, sus necesidades del día a día y otros parámetros así como las circunstancias concretas del mercado en que se desenvuelve por lo que estos criterios deben ser adaptados a cada caso concreto.

Se suele considerar que un apalancamiento empresarial:

  • Por debajo del 50% es excesivamente conservador ya que la empresa realiza la mayoría de sus inversiones con fondos propios.
  • En el entorno del 100% se considera un apalancamiento normal, la empresa dedica volúmenes parecidos de recursos propios y ajenos para afrontar sus inversiones.
  • Si nos alejamos mucho del porcentaje anterior y nos empezamos a acercar, por ejemplo, al 200% el apalancamiento ya es excesivo.

El apalancamiento financiero

El apalancamiento financiero es exactamente lo mismo de lo que venimos hablando desde el principio de este artículo, pero referido a inversiones financieras.

Por lo tanto, consiste en realizar inversiones en productos financieros de cualquier tipo (obligaciones, acciones, bonos, fondos) con dinero que hemos pedido prestado para ello.

No es necesario ser una sociedad ni una empresa para realizar operaciones financieras basadas en el apalancamiento, puede hacerlo también cualquier persona particular. Lo que sucede es que estamos hablando de operaciones que suponen una preparación y unos conocimientos del mercado que hacen poco conveniente que un lego en la materia se arriesgue con ellas.

Por explicarlo con un ejemplo, si voy a invertir en un fondo de inversión en el que se me dice que está previsto que su rentabilidad esté en el entorno del 10% y tengo 1.000€ y los invierto y todo sale como me han dicho acabaré ganando un 10%, es decir, 100€.

En el mismo caso anterior, si mi banco me deja el dinero al 6% y le pido 1.000€ más para invertir podré invertir en el fondo el doble, 2.000€ por lo que ganaré el mismo porcentaje (un 10%) pero el doble de dinero, 200€.

En este caso he ganado 100€ más que con sólo mi dinero y tengo como coste lo que me cobra el banco por sus intereses (hemos dicho el 6% así que me cobrará 60€) por lo tanto tengo un beneficio que es 40€ superior al que tenía sin apalancamiento.

Suena muy bonito pero tiene un pequeño fallo: gano dinero si todo sale como se espera que salga pero, si no sale bien, puedo perder dinero.

Si resulta que el fondo en que invierto no me da ese 10% del que me hablaban sino una cantidad menor, pongamos que me da sólo un 5%, si sólo he invertido mi dinero no pierdo nunca, como máximo dejo de ganar y, en este caso, en lugar de ganar 100€ ganaré 50€.

Pero si he contraído una deuda que tiene un coste para realizar la inversión puedo llegar a perder dinero, en el caso anterior si he invertido 2000€ de los que me han prestado la mitad los beneficios al 5% serían de 100€ pero sigo teniendo el mismo coste que si me hubiera salido bien (60€) por lo que sólo voy a obtener 40€, es decir, 10€ menos que si hubiera invertido sólo mi dinero sin pedir préstamos.

Las burbujas financieras

Exactamente de esto que estamos hablando es de lo que van las burbujas financieras; desde la primera de la historia, la crisis de los tulipanes en Holanda en el S. XVII, hasta la última, que hemos vivido hace pocos años (por ejemplo, en España, con la burbuja inmobiliaria).

Para explicarlos bien hablaremos de la penúltima gran crisis, la de 1929, también llamada gran depresión.

¿Qué pasó?, lo que pasa siempre en estas crisis, el mercado de valores en lugar de cumplir su función que es financiar empresas y repartir beneficios entre los inversores, se convirtió en un lugar donde especular, las acciones de todo tipo de compraban y vendían constantemente subiendo sus precios de manera totalmente injustificada y sin que tuviera nada que ver con la realidad.

Los bancos prestaban con toda facilidad dinero a todo tipo de gente para que invirtiera en bolsa sin tener ninguna preparación ni los conocimientos necesarios para ello y esas personas, que actuaban con dinero prestado, se hacían millonarias de un día para otro.

Todo el mundo, como ha ocurrido siempre en estos casos, pensaba que aquello iba a seguir sucediendo de manera indefinida pero nunca es así, en un momento dado alguien no consigue vender sus títulos con las ganancias esperadas y, en ese mismo momento, la voz se corre, cunde el pánico y todo el mundo quiere vender sus títulos, que ha comprado a precios muy por encima de lo que valen, con lo que todos esos nuevos millonarios se arruinan arrastrando con ellos a las empresas con las que estaban especulando. Hay que tener cuidado con estas cosas.

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