Podemos definir un empréstito como una modalidad de financiación solicitada por un Estado, una empresa o una corporación a particulares e inversionistas mediante la emisión de títulos negociables en los que se estipula una serie de condiciones como el importe, la remuneración o la fecha de vencimiento.
En cierto modo, se podría decir que un empréstito es como un préstamo a la inversa en el sentido en el que cuando un particular necesita un crédito acudirá a banco o solicitará ayudas al Estado, mientras que cuando se trata de un empréstito son las grandes entidades las que solicitan la financiación a las personas particulares.
Así pues, el empréstito debe ser amortizado por la entidad que ha hecho la oferta en un periodo de tiempo determinado junto con los intereses pactados tal y como han quedado estipulados en el contrato.
Estamos hablando de una necesidad de financiación muy elevada a la que ni siquiera los grandes bancos pueden hacer frente, ya que tendrían que invertir una parte importante de sus activos poniendo en peligro su propia capacidad operativa.
Por lo tanto, estas grandes entidades y por lo general los estados solicitan empréstitos para adquirir fondos, de tal forma que acuden directamente a los mercados en donde ofrecen títulos por el total de la financiación necesaria.
Cada uno de estos títulos tiene exactamente las mismas condiciones y están divididos en pequeñas cantidades de manera que puedan ser adquiridos con mayor flexibilidad tanto por particulares como por grupos de inversión u otras empresas.
Se pueden clasificar los empréstitos de muchas maneras, en función de la modalidad de amortización, del emisor público o privado, del tipo de pago de los intereses, pero fundamentalmente se hace en función del plazo de vencimiento de estos títulos.
Así pues, tenemos los pagarés emitidos a corto plazo no superiores a un año, a continuación, tenemos los bonos considerados de corto medio plazo emitidos a tres o cinco años y por último tenemos las obligaciones que serán amortizadas a largo plazo.
Otros tipos de empréstitos que podemos tener en cuenta son los que tienen que ver con el tipo de amortización si esta se llevará a cabo mediante cuotas periódicas o a fecha de vencimiento.
De una parte, tenemos la figura del prestatario que es la entidad o sociedad emisora del empréstito es por así decirlo quien pide el préstamo. Por otro lado, tenemos al prestamista también conocido como obligacionista que es la persona particular que presta el dinero mediante la compra de un título como puede ser un bono o una obligación.
Por último, interviene una tercera parte conocida como intermediario financiero, cuya función es la de coordinar las entidades emisoras con los particulares o inversionistas.
Por lo general los empréstitos utilizan una terminología común para definir sus características. Tomemos por ejemplo que un Estado cualquiera saca 20 000 bonos a 120 € nominales, emitidas al 90 % y reembolsables a 105 % y veamos qué significa esto.
Estos son los cinco puntos más importantes en la anatomía de un título teniendo en cuenta que tanto las primas de reembolso como las de emisión tienen como finalidad hacer más rentables la emisión de títulos facilitando su colocación en el mercado.
Se puede acceder a la compra de estos títulos u obligaciones de dos maneras en el mercado primario o en el mercado secundario.
Es el momento en el que se emiten por primera vez los títulos y suele ser tras un proceso conocido como de suscripción. Los posibles compradores presentan sus ofertas de compra de títulos y cantidades, en función de lo cual las entidades calculan cuanto será total de deuda que va a solicitar y el valor de cada título.
En el mercado secundario de empréstitos es posible negociar con los títulos adquiridos directamente en la Bolsa de Valores o a través de alguna agencia intermediaria como agencias de valores o bancos.
En resumidas cuentas, cuando una entidad importante o un Estado necesitan financiarse a gran escala tienen en los empréstitos una herramienta con la que alcanzar el objetivo económico necesario, además dará réditos a quienes decidan invertir en función de sus capacidades económicas.
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