La acción de gravar consiste en imponer impuestos o cargas tributarias, por lo tanto, lo usaremos para imponer un gravamen, carga o impuesto.
Podremos definir el concepto ''gravar'' de dos formas distintas: la primera, es la de cargar o pesar sobre algo o alguien; la segunda, consistirá en imponer un gravamen.
Por otro lado, también tenemos la palabra ''desgravar'', la cual significa reducir impuestos o derechos arancelarios sobre objetos.
Fácilmente, las personas confunden este término por la palabra ''grabar'', pero son conceptos que para nada tienen algo que ver.
Para ello, vamos a realizar una distinción entre los impuestos que existen:
Es importante que nos preocupemos por la desigualdad existente entre la distribución de la renta y la riqueza. Las razones a las que se debe esta preocupación son:
El mejor impuesto es el que no grava el capital, ya que la imposición que se realiza sobre el capital crea grandes distorsiones en el ahorro y consumo, además de obstaculizar el avance de la inversión privada.
Una menor imposición suele afectar a la riqueza, a los rendimientos que hemos generado y a las ganancias de capital, las cuales deberían gravarse a unos tipos menores a los de las rentas generadas por el trabajo.
Podríamos decir que gravar el consumo es igual que gravar la renta. Si el Estado grava la renta, yo podría ahorrar, por lo que si mañana grava lo que he generado con mi ahorro, me estarían gravando la misma renta por segunda vez.
Teniendo un tipo impositivo sobre la renta del capital y su rendimiento, estaríamos ante el tipo impositivo igual que el que está sobre el stock. Es decir, estos supuestos no se diferencian.
Los dos tipos de renta de capital que existen son: observadas y no observadas.
Si decidimos utilizar el Impuesto sobre el Patrimonio para gravar las rentas de tipo ''no observadas'', el sistema impositivo experimentaría una mejora, debido a la de equidad horizontal, lo que quiere decir que se grava de igual a igual. Si usamos este impuesto para gravar las de tipo ''observadas'', podríamos estar incurriendo en una doble imposición o progresividad.
Con un determinado tipo impositivo sobre el patrimonio, cuanto menor es su rentabilidad, más aumenta el gravamen sobre la renta, es decir, la progresividad de la imposición implícita de la renta del capital es mayor.
En resumen, gravar consiste en imputar cantidades de dinero por el pago de impuestos, tasas o tributos. En función del tipo de impuesto, podrá ser de manera directa, donde la cantidad dependerá de nuestro nivel de renta; mientras que si es un impuesto indirecto, será el mismo precio para todos sin importar nuestros ingresos.
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