Los modelos económicos son herramientas que permiten simplificar la relación entre variables que explican el funcionamiento de la economía, o bien de una parte de ella. Son indispensables para estudiar fenómenos que de por sí son muy complejos, enfocándose exclusivamente en las variables de mayor relevancia y simplificando de forma considerable el análisis.
Como bien dice su definición, su principal función es reducir las variables que afectan a un proceso económico a las más relevantes, facilitando el estudio y permitiendo su aplicación a casos potencialmente reales. Si a la hora de estudiar cualquier fenómeno económico se incluyen todas las variables que afectan o pueden llegar a afectar a su integridad, es prácticamente imposible realizar el análisis, ya que la complejidad y el volumen de información serían inviables.
Precisamente para evitar estos inconvenientes se utilizan los modelos económicos, a los cuales podemos atribuir los siguientes usos:
A la hora de clasificar los modelos económicos, podemos distinguir entre dos tipos: macroeconómicos y microeconómicos.
Se centran en estudiar variables o fenómenos que afectan conjuntamente a la situación económica y financiera de un país, como la balanza de pagos, el nivel de inflación, las exportaciones e importaciones, etc. Son utilizados para diagnosticar la economía de la nación en conjunto, y pueden ser determinantes a la hora de fijar políticas monetarias y fiscales, o en la toma de importantes decisiones para el desarrollo del propio país.
Su estudio se centra en casos mucho más específicos que los macro, enfocando su estudio en los agentes individuales de la economía (empresas, inversores, clientes, entre otros). A través de modelos como el de oferta y demanda, tiene en cuenta elementos básicos como los precios, la demanda y oferta de bienes y los mercados.
Dentro de la parte positiva, podemos destacar que los modelos permiten facilitar la comprensión de fenómenos o procesos económicos extremadamente complejos. Hay muchos factores cuyas relaciones pueden suponer estas complicaciones, como pueden ser la escasez de recursos, las barreras y normativas legales o las restricciones medioambientales. Todos estos aspectos pueden hacer que los fenómenos económicos se conviertan en imposibles de estudiar en su totalidad, ya que implicaría tomar en cuenta demasiadas variables a la vez.
Tenemos que recordar que estamos frente a modelos que simplifican la realidad, por lo que hay que hacer una selección precisa de los factores y aspectos que se van a tener en cuenta. Cada modelo estudia uno o varios conceptos económicos y, dependiendo de la naturaleza de esos conceptos, necesitarán ser analizados con unas u otras variables. En este apartado entra la parte negativa de los modelos económicos, ya que no siempre se consigue seleccionar la información precisa que garantice un estudio completo de la situación. Al simplificar la realidad se están obviando o reduciendo la importancia de muchas variables, y puede que esos aspectos que se hayan simplificado sean relevantes para nuestro estudio, por lo que se pueden llegar a producir conclusiones erróneas o incompletas.
El paso del tiempo ha hecho que surjan diferentes modelos económicos, pero es cierto que no todos siguen utilizándose tan a menudo. En la actualidad, los modelos más utilizados son los siguientes:
Los modelos económicos son una gran herramienta para comprender, de manera sencilla, el funcionamiento de una economía o un mercado, ya que permiten, en muchos casos, simplificar con precisión las variables más importantes que determinan los procesos y fenómenos que pueden ocurrir en el desarrollo de las economías.
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