Un arrendamiento operativo es un contrato a través del cual se otorga el derecho de uso sobre un activo que pertenece a otra empresa o persona. A efectos prácticos es muy similar a un alquiler tradicional que una persona física puede llevar a cabo, pues nos permite utilizar un bien propiedad de un tercero a cambio de ofrecerle una remuneración económica de manera recurrente durante el tiempo que dure el arrendamiento operativo.
Los arrendamientos operativos también se les llama renting, y las compañías suelen recurrir a ellos para evitar tener que realizar grandes inversiones de capital. Principalmente se emplean para evitar la compra de maquinaria de gran coste o de equipos informáticos que puedan tanto depreciarse en el medio plazo —entre 2 y 5 años de forma aproximada—.
Los arrendamientos operativos no piden el desembolso de una gran cantidad de capital para ser llevado a cabo —aunque pueden pedirse en casos muy excepcionales—, únicamente es preciso abonar la cuota de arrendamiento pactada con la parte arrendataria.
Los arrendamientos operativos permiten reemplazar el bien sobre el que se tiene el contrato por otro diferente. Por ejemplo, si estamos haciendo un renting de un coche o de un equipo informático, podemos solicitar un modelo nuevo para mantener los equipos de trabajo actualizados y con la última tecnología disponible en el mercado.
Al realizar un arrendamiento de renting, parte de los gastos del uso del bien arrendado corren a cargo del propietario del bien que estamos alquilando. Algunos de los gastos más comunes incluidos son la asistencia técnica, trabajos de mantenimiento para mantener en buen estado el bien, los seguros que deban tenerse para su uso o el pago de impuestos y licencias. Por ejemplo, si arrendamos un coche, el recambio de aceites, la sustitución de ruedas o el pago de los impuestos como la ITV correrán a cargo de la persona propietaria que está arrendando el vehículo en cuestión.
En el caso del renting, cualquier persona puede realizarlo si lo desea, sin obligación de emplearlo en una actividad comercial. De hecho, es posible encontrar anuncios de renting de vehículos en la televisión o en zonas con mucha actividad turística.
Dentro de un arrendamiento operativo no se contempla la posibilidad de adquirir el bien una vez llegado el final del arrendamiento.
En cuanto a fiscalidad, se acepta como gasto deducible en un arrendamiento operativo la cuota pactada de arrendamiento entre ambas partes, siempre y cuando esa cuota cumpla con los requisitos necesarios para que la empresa lo pueda considerar un gasto deducible.
Dos tipos de arrendamiento: arrendamiento operativo y arrendamiento financiero. ¿En qué se diferencian y cuándo se aplica cada uno?
En el mercado, nos encontramos con que existen dos tipos diferentes de arrendamientos que pueden darse y que no debemos confundir: el arrendamiento operativo y el arrendamiento financiero. Ambos son igual de válidos si queremos utilizar una maquinaria o un bien que nos arriende un tercero. Pero cada clase de arrendamiento tiene unas peculiaridades que nos permite distinguir un arrendamiento operativo —o renting— de un arrendamiento financiero —o leasing—.
Como podemos apreciar, un arrendamiento operativo es un instrumento muy útil tanto para empresas como para particulares. Ya sea porque no puedan realizar una gran inversión en la adquisición de un bien que necesitan utilizar, porque solo lo necesiten de manera temporal, o porque no están seguros de si es un equipo que necesiten realmente. Gracias al renting podemos utilizar temporalmente recursos sin realizar un desembolso más grande del deseado.
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