La ofimática comprende un conjunto de herramientas informáticas destinadas a automatizar y digitalizar tareas propias del trabajo de oficina; aunque en la actualidad solo se habla de ofimática en cuanto a software, en sus inicios también se necesitó incorporar nuevo hardware.
La palabra "ofimática" es un acrónimo compuesto por oficina e informática: por lo tanto, puede decirse que es la forma en la que la informática se "introduce" en la oficina para automatizar las tareas propias del entorno de trabajo.
En esencia, dichas tareas comprenden la gestión y el intercambio de datos y el almacenamiento de la información: las comunicaciones, la redacción de documentos o la digitalización de calendarios, son claros ejemplos de tareas potenciadas por la ofimática.
Es prácticamente imposible concebir los trabajos de oficina actuales sin estas herramientas; de hecho, su uso se extendió hace décadas al ámbito personal (oficina doméstica), en aras de facilitar cualquier tipo de tarea similar.
El primer hito en la historia de la ofimática fue la máquina de escribir, un hardware totalmente novedoso que fue desarrollado durante el siglo XIX y que permitía automatizar la escritura manuscrita.
La ofimática tuvo su origen, como tal, en la década de 1970, cuando ya existían los primeros ordenadores: comenzaron a reemplazarse las máquinas de escribir por computadoras que incluían procesadores de texto, y aparecieron las primeras hojas de cálculo. Ambas herramientas funcionaban de forma aislada y estaban reservadas para los grandes ordenadores corporativos.
Durante la década de 1980 se produjo la gran aceleración del desarrollo de la ofimática: se perfeccionaron las citadas herramientas y aparecieron otras nuevas, que fueron aglutinadas en la famosa suite Microsoft Office, el primer paquete que integraba varias aplicaciones para la oficina. Office fue lanzado para sistemas Macintosh en 1989, y para sistemas Windows en 1990.
El cambio de siglo trajo consigo la generalización de uso de Internet, permitiendo la evolución de los ordenadores, las actualizaciones de software y el trabajo colaborativo: como respuesta al software de Microsoft, comenzó a tomar protagonismo el software de código abierto (Open Office), y otras compañías desarrollaron sus propias suites de ofimática, como Google y Apple.
Con el hardware informático evolucionando en consonancia, la gran ventaja que han demostrado las herramientas de ofimática es actuar en conjunto, en un solo paquete de software que reúne distintas aplicaciones de productividad:
La evolución de la ofimática ha conseguido reconvertir las tradicionalmente farragosas tareas de oficina en sencillos procesos automatizados, que se integran en conjuntos de programas para ofrecer a los usuarios, tanto corporativos como domésticos, una experiencia integral sin fisuras. A medida que los ordenadores han ido mejorando sus prestaciones, también lo han ido haciendo los programas de ofimática, en cuanto a rendimiento y posibilidades.
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