Cuando hablamos de competencia perfecta, hacemos referencia al “mercado ideal” en el que no son las empresas productoras las que fijan el precio de sus productos, sino que este surge de manera natural a través de la ley de oferta y demanda. Pese a que esta situación es prácticamente imposible de alcanzar en la realidad, de llegarse a ella, las empresas que formen parte de ese mercado se considerarían precio aceptantes.
Sería de esta manera debido a que no tendrían influencia alguna a la hora de establecer un precio por sus productos, ya que los mercados serían totalmente homogéneos y la curva de demanda perfectamente elástica, y se limitarían a aceptar el precio de equilibrio que marca la ley de oferta y demanda. Actualmente, existen algunos sectores, como el de las subastas o el agrícola, que se acercan bastante a este tipo de mercados totalmente competitivos, pero no llegan a serlo en su totalidad.
Para que un mercado llegue a tener las condiciones mencionadas anteriormente y sus empresas se convierten en precio aceptantes, deben cumplirse unas condiciones determinadas, que provocarán la competencia perfecta:
Lo que hemos visto anteriormente describe una situación de competencia perfecta, donde todos los productos son homogéneos y, tanto clientes como productores, aceptan el precio que marca el mercado y no tienen influencia alguna a la hora de modificarlo. En realidad, esta situación es imposible de conseguir en casi todos los mercados, ya que se han desarrollado de una manera que no permite el cumplimiento de muchas (o todas) de las condiciones anteriores.
Por ejemplo, en el sector de la telefonía móvil, es completamente imposible que el mercado cambie hacia una situación donde consumidores y empresas sean precio aceptantes, ya que este sector está caracterizado por la diferenciación y la competencia que se ha creado entre marcas (Apple, Samsung, Huawei, Xiaomi, y un largo etcétera), algo que vulnera completamente la situación que se mencionó anteriormente.
Además, actualmente se hacen grandes inversiones en marketing, y conseguir ventajas competitivas diferenciando el producto supone una de las claves para el éxito en la gran mayoría de los mercados. Con esta situación, los clientes, en muchas ocasiones, basan sus decisiones de compra en las propias características del producto más que en el precio, algo que solo se puede dar en mercados heterogéneos como los actuales.
Visto el desarrollo de la economía y los mercados en la actualidad, es bastante posible que no lleguemos a ver ningún sector donde los consumidores y productores terminen convirtiéndose en precio aceptantes, característica indispensable de la competencia perfecta.
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