Llamamos proselitismo a las acciones que lleva a cabo una persona, grupo o entidad determinada para tratar de convencer a otros, y que estos le sigan y apoyen en una causa concreta. Básicamente, es conseguir que más y más personas se sumen a una determinada causa, captando adeptos y ganando apoyos para conseguir un objetivo, ya sea económico, social, político o religioso.
Al ser un término tan amplio, cualquier tipo de persona, empresa u organización puede emplear el proselitismo para captar y convencer a personas, con la finalidad de que sigan sus ideales. Desde políticos y empresarios hasta ONG y practicantes religiosos, existen diferentes tipos de proselitismo que se llevan a cabo en la actualidad, pudiendo destacar dos de ellos como los más comunes y extendidos alrededor del mundo:
Este término, pese a que su definición no incluye ningún tipo de relación con prácticas negativas, existen determinados grupos y personas que organizan movimientos con unos fines maliciosos, generalmente relacionados con la obtención de un beneficio económico a costa de otras personas. Dentro de la propia política, muchas prácticas y campañas son muy criticadas por parte de la población, ya que se acusa a los candidatos de engañar a los ciudadanos y “buscar el voto fácil” a través de promesas que terminarán sin cumplir.
Un caso bastante común es el de las sectas, grupos de personas que tratan de captar a otras, generalmente más débiles o con condiciones desfavorables, y hacer que sigan su ideología y su movimiento para obtener un beneficio de ellos, que puede ser económico o de cualquier otra índole. En el panorama económico, por ejemplo, podemos ver una práctica de proselitismo negativo dentro de las estafas piramidales, unos modelos de inversión donde los organizadores engañan a los usuarios, prometiéndoles determinadas rentabilidades y ganancias elevadas en un espacio corto de tiempo, con el único objetivo de estafarlos y enriquecerse aún más.
El proselitismo tiene ciertos límites para poder considerarse legal, que deben cumplirse en todos los casos. Según el art.18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, debemos tener en cuenta lo siguiente:
Evidentemente, la ley varía en función del país en el que nos encontremos, ya que cada uno de ellos interpreta los conceptos y establece los límites de manera diferente. Existen determinados países donde el proselitismo está completamente prohibido, otros lo limitan y restringen bastante, y los propios grupos (por ejemplo, el Consejo Mundial de Iglesias) también pone sus propias reglas y límites a la hora de aplicarlo.
El proselitismo es un fenómeno que ha ocurrido desde la antigüedad, sobre todo en el campo religioso. En la actualidad, podemos verlo a diario con las campañas que realizan los partidos políticos que, dejando a un lado las posibles prácticas maliciosas, intentan captar votos y convencer a la población de que su propuesta es la idónea para el país al que pertenecen.
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