En términos contables, el saldo es el resultado obtenido después de haber realizado las anotaciones correspondientes dentro de una cuenta. Numéricamente, es la diferencia entre los ingresos (anotados en el haber) y los egresos (anotados en el debe), pudiendo resultar en un saldo positivo (acreedor), negativo (deudor) o cero. Obviamente, desde el punto de vista de la contabilidad, el concepto se complica un poco, ya que las empresas realizan muchas operaciones y, como consecuencia, tienen un número elevado de cuentas que contabilizar. Para verlo de manera sencilla, si quisiéramos calcular el saldo de la economía de una pareja que vive junta, tendríamos que anotar en el haber todos aquellos ingresos que reciben (salarios, inversiones, acciones, intereses, entre otros) y todos los gastos en el debe (pago de la hipoteca, luz, agua, compras, impuestos). Si el haber es mayor al debe, tendrán un saldo acreedor, ingresando más de lo que gastan, y tendrán un saldo deudor si sus gastos superan los ingresos.
Las cuentas solo pueden tener tres tipos de saldo una vez realizadas todas las anotaciones correspondientes en ellas:
Imaginemos el caso de una empresa en la que los socios realizan una aportación de 15 000 €, los cuales se anotan en el debe de la cuenta (572) Bancos. Varios días después, poco antes de cerrar la cuenta, el gerente realiza varios pagos pendientes a algunos proveedores, cuyos importes son de 7000 €, 2300 € y 4500 €. En el momento del cierre de la cuenta (572), sabemos que el debe tiene una única anotación por valor de 15 000 €, mientras que, para saber la cantidad que hay en el haber, debemos sumar los tres pagos a proveedores: 7000 + 2300 + 4500 = 13 800 €.
Teniendo el valor de ambas partes, solo queda restar las dos cantidades (15 000 - 13 800), quedando un saldo positivo de 1200 €. Esto significa que la cuenta (572) Bancos tiene un saldo acreedor con valor de 1200 euros.
En el mundo de la telefonía móvil, el concepto de saldo tiene una definición diferente a la que posee en la contabilidad. Para un móvil, consideramos el saldo como la cantidad de dinero que este tiene disponible en su línea para poder utilizar sus funciones de comunicación (llamadas, internet). Las compañías ofrecen dos tipos de opciones para gestionar la operatividad de sus dispositivos móviles:
Cuando recargamos el saldo de nuestro teléfono móvil, la cantidad sigue perteneciendo a la compañía, que nos dará acceso a los servicios mencionados anteriormente durante un periodo de tiempo determinado. Generalmente, este periodo de tiempo varía en función del uso que le da el propietario al dispositivo (cuantas más llamadas y mayor uso de internet, menos durará el saldo).
Dentro de la terminología contable, el saldo hace referencia a la diferencia entre el debe y el haber de una cuenta, lo que se puede traducir en beneficio (si el saldo es acreedor) o pérdida (si el saldo es deudor). Además, desde la perspectiva de la telefonía móvil, el concepto se refiere a la cantidad de dinero que el propietario tiene disponible para hacer uso de los servicios de su dispositivo.
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