La cartera de renta fija es un conjunto de valores de inversión que generan rentabilidad a su propietario a través del pago de cantidades periódicas, las cuales varían en función de su patrimonio. La cartera puede tener más de un propietario, ya sean personas físicas o jurídicas.
El tipo de interés del dinero, fijado por los bancos centrales, influye directamente sobre los precios de los activos enumerados anteriormente. Cuanto mayor sea el tipo de interés, menor será el precio del bono, letra, etc. El periodo de madurez del activo es un indicador de las posibles variaciones en su precio, ya que dependiendo de cómo esté el tipo de interés en cada momento el precio aumentará o disminuirá.
Si una empresa que ha emitido bonos quiebra, lo más probable es que no sea capaz de afrontar los pagos establecidos previamente. Por ello, las empresas con un mayor riesgo de solvencia deben emitir bonos con rentabilidades altas debido a las exigencias de los inversores. Ante una situación extrema como la quiebra de una empresa, la prioridad para recuperar parte o todo su dinero la tienen las personas en posesión de deuda y no los accionistas.
La gran mayoría de activos de renta fija se enfrentan a un riesgo de liquidez, ya que se suelen negociar en mercados secundarios de renta fija, los cuales son menos líquidos que los de renta variable. Esta falta de liquidez puede producir complicaciones al establecer los precios, ya que la carencia de transacciones suele derivar en dificultades para marcar un precio real.
El principal beneficio que ofrece una inversión de renta fija es el reducido riesgo en comparación a la renta variable. Como se ha mencionado anteriormente, los poseedores de deuda de una empresa son los prioritarios a la hora de cobrar sus dividendos en caso de quiebra, por lo que es un factor a tener en cuenta (pese a que no todas las empresas podrán afrontar los pagos). También hay que tener en cuenta una menor volatilidad ya que el precio de los fondos experimentará una menor fluctuación, por lo que el valor de la inversión se mantendrá estable en el tiempo. Como apunte negativo, hay que destacar la escasa capacidad para ganar grandes cantidades de dinero a través de este método de inversión, ya que la rentabilidad que ofrecen los fondos es muy baja.
Invertir en una cartera de renta fija es un método seguro para cualquiera, ya que ofrece unas condiciones positivas en un mercado estable. Sin embargo, si los objetivos del inversor están fundamentados en unas elevadas ganancias, conviene combinar la inversión con otras de renta variable, donde el rendimiento económico a obtener es mucho más amplio.
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