La demanda efectiva está compuesta por todos aquellos productos que los consumidores desean adquirir a un precio determinado y cuentan con la capacidad adquisitiva para ello, es decir, es la cantidad de producto que llega a venderse. No debe confundirse con demanda planeada, por ejemplo: si una empresa fabrica 50 unidades de su producto, es porque planea vender esas 50 unidades, siendo esta cantidad su demanda planeada. Sin embargo, si solo consigue vender 20 de las 50 unidades, su demanda efectiva equivale exclusivamente a las unidades que ha conseguido vender.
La ley de Say es un concepto muy presente en la economía clásica, exponiendo que no puede existir demanda sin haber oferta. Keynes no estaba de acuerdo con esta ley, por lo que propuso el concepto de demanda efectiva explicado previamente. La ley comenta que en caso de que la demanda efectiva sea inferior a la cantidad que produce el oferente, se genera un excedente conformado por todos aquellos productos que no han llegado a venderse. Esas unidades no demandadas podrán pasar a serlo si se realiza un descuento o si el producto se destina a otros clientes que se encuentren en otro mercado. Por esta razón, consideran que nunca habrá un exceso de oferta de bienes, ya que siempre va a haber un mercado donde poder comercializar los productos que no se han vendido en ese mercado.
Keynes se contrapone a esta visión, ya que considera que la oferta no genera su propia demanda, es decir, si un determinado producto no se vende, por mucho que se le apliquen descuentos o promociones, lo que determina la compra del mismo son las preferencias de los consumidores. De esta forma, si un consumidor no desea un producto, aunque se le apliquen rebajas y las personas cuenten con la capacidad suficiente para poder adquirirlo, si no lo desean no lo comprarán de ninguna manera. Por ello el planteamiento consiste en que los productores son los que se tienen que adaptar a la demanda de los consumidores.
La demanda efectiva tiene una gran importancia sobre la política económica. Según la Ley de Say, si el país se encuentra en una situación recesión económica, el consumo de productos puede disminuir. En este caso se propone incentivar el consumo mediante una mayor producción de bienes, y en caso de que no se vendan se consideraría la aplicación de los métodos expuestos previamente: descuentos y promociones para que los incentivar la compra. Sin embargo, Keynes difiere de esta visión, proponiendo que en una situación de este tipo el camino a seguir consiste en impulsar la demanda y no incentivar el consumo.
El concepto de demanda efectiva ha sido cuestión de múltiples debates y teorías propuestas por los economistas, debido a la disparidad de opiniones entre cómo debe ser el funcionamiento de la economía. Pese a ello, ha servido para representar información muy importante tanto para las empresas como a nivel macroeconómico, siendo un término utilizado a nivel global.
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