La ratio de endeudamiento es un índice utilizado en la contabilidad para conocer el grado en que la empresa opera a partir de recursos de terceros.
Cuando existe una empresa siempre va a necesitar, en mayor o menor medida, recursos materiales o inmateriales para desarrollar su actividad productiva, que pueden ser:
Todos estos elementos patrimoniales que, en su conjunto, constituyen los activos de la empresa (tanto corriente o circulante como no corriente o inmovilizado) la empresa necesita conseguirlos, lo que puede hacer de varios modos, puede comprarlos y pagar su precio, alquilarlos o subarrendarlos y pagar las cuotas de arriendo que resulten, conseguirlos compartiendolos con otras empresas, en cuyo caso también habrá un coste de compra o alquiler o similar y para los activos inmateriales puede comprarlos o pagar por que se los cedan temporalmente o crearlos a través de el pago de gastos de investigación y desarrollo.
Lo que está claro es que, sea cual sea el medio por el que la empresa consiga sus elementos de activo, va a ser necesario desembolsar dinero para conseguirlos.
El tema que nos ocupa aquí es responder a la pregunta ¿de dónde sale el dinero para adquirir los elementos de nuestro activo?, este dinero sólo puede proceder de dos lugares:
Estas posibles fuentes de financiación (de conseguir dinero) que acabamos de describir figuran, en el balance de situación, como un conjunto de cuentas que, en general, son acreedoras (es decir, que crecen al Haber y disminuyen al Debe) en dos partes de dicho balance: el patrimonio neto donde van a figurar los fondos propios y el pasivo donde van a figurar los fondos que provienen de terceros.
La ratio de endeudamiento es la proporción entre el patrimonio neto y el pasivo, por lo que su fórmula será:
Es decir, esta ratio nos va a informar de la proporción en la que utilizamos nuestro propio dinero o el dinero de terceros para adquirir nuestros activos.
Un índice que nos da una información análoga es la ratio de apalancamiento que se diferencia del anterior en que en este último lo que hallamos es la proporción entre el pasivo y el activo, lo que nos dará un resultado diferente en cuanto a la cifra, pero la información y significado van a ser los mismos.
Para hablar del nivel de financiación ajena de la empresa utilizamos, por ello, el término apalancamiento que, por definición, es en qué grado utiliza la empresa recursos ajenos para conseguir su patrimonio productivo.
Las preguntas del millón serían: ¿es “bueno” o “malo” endeudarnos para conseguir nuestros activos? y ¿en qué medida o, hasta que punto, debemos funcionar con recursos ajenos?.
Para responder estas preguntas no existe un criterio único aplicable a todos los casos porque la respuesta depende, por un lado, del tipo de negocio que desarrollemos y, por otro, del entorno económico en el que se desenvuelve el negocio.
Lo que está claro es que, si tenemos un negocio, es para ganar dinero y si destinamos a ese negocio el dinero, de nuestro bolsillo o que nos prestan, también es para ganar dinero; por lo tanto, la respuesta a las preguntas es cómo vamos a aprovechar esos recursos, propios o ajenos, para ganar más dinero, y esa respuesta es diferente para cada negocio.
Un supermercado o una gran tienda que necesita tener un stock de existencias muy grande, lo que puede hacer comprando las mercancías que vende o manteniéndolas en depósito de sus proveedores por un tiempo y, desde luego, con unos plazos de pago a sus proveedores muy largos no es lo mismo que la oficina de una gestoría o despacho profesional que sólo va a necesitar un lugar donde trabajar y material de trabajo como equipos informáticos, mobiliario y material de oficina que, a su vez, tampoco es lo mismo que una fábrica que necesita máquinas para su producción y materias primas para producir y/o vehículos para repartir o naves para almacenar; cada negocio es un mundo.
Por otro lado, no es lo mismo, por ejemplo, pedir un préstamo a un banco con un tipo de interés del 2% a pedirlo con un tipo de interés del 15%, también debemos tener en cuenta el coste del dinero que nos dejan.
Por lo tanto, la respuesta a las preguntas que hemos hecho al principio es que nuestros fondos propios (que siempre deben existir en cantidad suficiente porque si no estaríamos en quiebra técnica) deben estar bien aprovechados y obtener un rendimiento económico adecuado y los recursos de terceros lo mismo.
El plantearse este problema y conseguir una respuesta es importante porque nos va a decir si nuestros fondos propios están o no bien aprovechados y si los recursos que pedimos al banco o a otras personas nos compensan económicamente o sus costes son superiores a los rendimientos que obtenemos de ellos.
Geolit, Parque Científico y Tecnológico
Edificio Software DELSOL · 23620
Mengíbar · Jaén
Centralita: 953 22 79 33
Comercial: 953 21 41 00