El Diccionario de la RAE define reingeniería como “reestructuración de un proyecto, de una empresa o de una institución con el fin de mejorar sus resultados o sus beneficios”.
Se busca una mejora drástica de los resultados de la empresa a través de un cambio total en sus procedimientos, es decir, se seguirá haciendo lo mismo que se hacía pero de una forma totalmente nueva, como si se empezara de nuevo.
Propuesta por los profesores Michael Hammer y James Champy a mediados de los años 90, la idea de reingeniería busca la implementación y adaptación de los procesos del negocio para, atendiendo siempre las necesidades de los clientes, rediseñar radicalmente todo el funcionamiento de la organización, de principio a fin, con el objeto de alcanzar mejoras espectaculares en factores fundamentales para el crecimiento del negocio como los costos, calidad, servicios o rapidez.
El mundo actual está lleno de cambios e innovaciones que aparecen constantemente y con una rapidez trepidante; la alta dirección o gerencia de cualquier empresa es responsable de su planificación y, por ende, de la adaptación a estas, constantemente, nuevas técnicas y procedimientos para evitar que el negocio se quede atrasado o, incluso, obsoleto.
Sin embargo esto puede ser muy peligroso porque no siempre todas las nuevas técnicas y procedimientos son lo mejor ni lo más adecuado, esta adaptación se tiene que hacer siempre analizando y evaluando lo que va a ser mejor para nosotros, no todo cambio conduce siempre a una mejora.
El cliente, en el mundo actual, tiene acceso a un mercado mucho más amplio por lo que tiene mucho más poder de decisión y está más dispuesto a pagar por calidad
La innovación más importante será la que apliquemos a los aspectos de la producción y venta que llamaremos factores críticos que son los que aportan un mayor valor añadido a los productos y servicios que ofrecemos a esos clientes.
Los factores a tener en cuenta para este rediseño serán:
Para adoptar la política más adecuada se deben ponderar las fuerzas que impulsan esos cambio que son de dos tipos:
En los siguientes puntos vamos a ver los pasos que tenemos que dar para realizar este tipo de cambio radical.
Se deben evaluar:
Toda esta información nos servirá para analizar las necesidades más urgentes del negocio y las fortalezas y debilidades que tenemos. Analizaremos nuestra cadena de valor y el uso que se está haciendo de la tecnología; un objetivo importante será la utilización adecuada de los recursos.
Ésto nos capacitará para definir lo que serán las metas y objetivos de la reingeniería y los resultados que queremos obtener con ella.
En vista de lo que hay y de lo que queremos que llegue a haber, crearemos una nueva visión y unos nuevos principios rectores que implicarán a toda la organización.
En base a ellos deberemos desarrollar un plan estratégico a medio o largo plazo y planes más cortos (anuales) para ir realizando esos cambios y consiguiendo esos objetivos.
Es importante que en este proceso, y en todos los que siguen, esté implicada toda la organización; aunque su impulso corresponda a la alta dirección o gerencia de la empresa, deberán participar en ella los trabajadores y, también, toda la estructura de mando intermedia para que las cosas puedan llegar a implementarse correctamente.
No debemos olvidar que la finalidad del cambio es aportar más valor agregado a nuestros clientes finales; debemos, por ello, evitar todos los procesos que no generen dicho valor.
Previa identificación de los procesos con que funciona actualmente la empresa, describiremos los nuevos procesos que se van a implementar.
Con ello buscaremos crear, en cada caso, el proceso ideal con la colaboración y el consenso de los operarios que van a participar en esa actividad.
No toda innovación tecnológica tiene que ser adecuada porque sí, hay que estudiar cada caso y trabajar con cierta creatividad que será imprescindible: si queremos que el cambio sea a mejor deberemos simplificar, facilitar y hacer más eficaces los procesos antes existentes.
Deberá hacerse una prueba piloto de esos nuevos procesos, analizando su funcionamiento y resultados y realizando los cambios y mejoras que surjan de ésto.
En este paso es especialmente importante el concurso de todos los responsables e implicados en cada proceso concreto.
El último paso es poner en práctica todo lo diseñado y planeado por todos los componentes del negocio.
En este paso se implantará, en lo posible, el trabajo en equipo como motor del cambio y creación de valor añadido.
El proceso de adaptación y aprendizaje deberá hacerse de la forma más rápida y ágil posible para acelerar los cambios.
La participación de todos los trabajadores, su colaboración, será imprescindible, debe crearse un ambiente o cultura del cambio y fomentar la motivación del personal a través del liderazgo de los responsables del negocio.
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