La volatilidad es el concepto que recibe la fluctuación en los precios de cualquier activo financiero en un determinado periodo de tiempo. Es decir, cuando por ejemplo el precio de una acción varía mucho en un pequeño periodo de tiempo, se dice que tiene una alta volatilidad. Uno de los mecanismos más usados para medir la volatilidad es la desviación típica.
A pesar de que los activos que han sido volátiles tienden a serlo en un futuro, es importante tener en cuenta que la volatilidad solamente hace referencia al histórico de un activo financiero. Bajo ningún concepto mide el riesgo de futuro.
Ponte en el supuesto de que estamos estudiando dos valores de la bolsa española:
El primer valor representa las siguientes rentabilidades:
Como podrás observar, la media aritmética entre los dos años es del 5%. Esto significa que cada año nuestra inversión se ha revalorizado un 5%.
Por otro lado, el segundo valor nos indica lo siguiente:
En este caso la media de rentabilidad sigue siendo del 5% puesto que la media aritmética [(1+9)/2] sigue siendo 5%
No obstante, estoy seguro de que puedes ver la diferencia entre ambas. ¿Verdad?
Si calculáramos la desviación típica de la segunda acción, nos arrojaría un valor superior al 5% mientras que en el primer caso sería del 0%. Esto significaría que la segunda acción nos daría un mayor potencial de beneficios, pero significaría un repunte del riesgo considerable. En este caso, podríamos situarnos en un 5,65% por encima o por debajo de la media de los activos financieros (si nos ceñimos a la definición de la desviación típica y asumimos la misma volatilidad para el futuro).
No obstante, la volatilidad en términos financieros es un concepto muy amplio que se puede aplicar tanto a las rentabilidades anualizadas de las empresas como a un conjunto de valores, índices o precios.
Con independencia de lo anterior, existe un indicador financiero para conocer la volatilidad de los mercados. El índice VIX es un valor calculado sobre las opciones financieras sobre el Standard & Poor's 500. Al igual que pasa con la prima de riesgo, se ha convertido en un valor que condiciona mucho la inversión en los mercados financieros y, aunque es cierto que solo guarda una relación directa con el mercado estadounidense, en un mundo cada día más globalizado, este tipo de sentimientos se exportan a todo el mundo (por eso, una caída en las bolsas americanas suele conllevar una caída en las europeas).
La medida de este riesgo recae en la probabilidad existente de que una compañía que emite un producto financiero incurra en un concurso de acreedores o quiebre la empresa. Ante esta situación, todos los tenedores del activo acudirían de inmediato al mercado para deshacerse del mismo y el precio caería notablemente. Este tipo de riesgos pueden ser:
Este tipo de volatilidad, por lo tanto, se sale un poco del contexto de todas las anteriores puesto que depende de la quiebra de la empresa.
En resumen, la volatilidad representa la alteración de los valores de cualquier activo financiero que pueda ser cotizado. Se pueden medir muchos tipos de volatilidades según la finalidad que queramos darle, pero una alta volatilidad suele ser sinónimo de un mayor riesgo (a la par que una mayor posibilidad de beneficio) en nuestra inversión.
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