La división del trabajo ha sido fundamental en lo que a consecución de industrias y fábricas realmente productivas se refiere. Sin duda, el dividir el proceso de producción en tareas conllevó importantes mejoras en la industria, creando trabajadores formados y mucho más cualificados y permitiendo la producción en serie. ¿Qué es la división del trabajo?
La división del trabajo es un concepto económico que hace referencia a la partición de las diferentes tareas que forman parte del proceso de producción de un bien o servicio. De esta forma, el proceso de producción se divide en diferentes etapas, lo que permite a los trabajadores especializarse en tareas específicas que serán realizadas por un grupo determinado de personas.
Así, se puede afirmar que la división del trabajo es el origen de la especialización del trabajo, la cual consiste en la fragmentación del proceso de producción de un bien o servicios en diferentes tareas que serán realizadas por individuos concretos, dependiendo de la fuerza, la capacidad o la especialidad de los trabajadores. Todo esto incrementó notablemente la productividad y rendimiento de las fábricas y empresas, lo que se tradujo en mayores beneficios para las mismas.
En definitiva, la división del trabajo está considerado como un fenómeno fundamental para el desarrollo económico de las naciones.
Las características de la división del trabajo son las siguientes:
Con la aparición de actividades como el comercio o la artesanía, se hizo patente la necesidad de un sistema de trabajo que garantizase la seguridad de los trabajadores, surgiendo así la división del trabajo. No obstante, el desarrollo técnico de las tareas trajo consigo un aumento de la productividad de las industrias que se tradujo en un excedente de producción.
La división del trabajo surge para dar respuesta a las circunstancias sociales, geográficas y tecnológicas de la época, de forma que, gracias a esta división del trabajo, aquellas personas que no se dedican a la agricultura o a la ganadería podían seguir alimentándose. Esto ocurre gracias al excedente de producción del que ya se ha hablado y que es el resultado de una industria mucho más competitiva y productiva. Sin embargo, y aunque el nacimiento de la división está directamente relacionada con el excedente de producción, lo cierto es que esta forma de organizar la producción en las industrias facilitó una forma de organizar la sociedad más plural y diversa.
Han sido muchos los economistas y pensadores que han estudiado la división del trabajo, aunque quizá las mentes más importantes en este sentido sean Adam Smith y Karl Marx, ambos con visiones muy diferentes de la misma cuestión.
Adam Smith, economista de nacionalidad escocesa, entiende la división del trabajo como una de las causas principales en que se fundamenta las riquezas de los Estados, ya que esta forma de organizar la industria aumentaba notablemente la productividad de las fábricas. Para Smith, esta nueva realidad laboral permitía a los empresarios ahorrar grandes cantidades de capital.
Gracias a la división del trabajo, los trabajadores iban especializándose cada vez más en las tareas que realizaban, lo que se traducía en mayor experiencia y más perfección en el desempeño de las mismas. Además, la división del trabajo permitía el desarrollo técnico de las tareas, es decir, se desarrollaban nuevas técnicas y herramientas, y la tarea ganaba en eficiencia.
No obstante, Adam Smith también supo ver las desventajas de la división del trabajo, poniendo especial énfasis en la división de los salarios, es decir, las diferencias salariales que se producían entre los trabajadores dependiendo de las tareas que desarrollaran. Además, Smith entendía que la división del trabajo frenaba el avance del conocimiento por la monotonía que suponía realizar siempre las mismas funciones.
Marx, padre del socialismo, veía no pocos problemas derivados de la especialización que suponía la división del trabajo. Así, la monotonía que caracteriza a esta forma de organizar el trabajo conlleva la frustración de los trabajadores, quienes no necesitaban estar excesivamente formados para desarrollar tareas repetitivas.
Además, para Marx, la división del trabajo tenía su origen en la relación de dependencia de la clase obrera de las clases superiores, lo que desembocaba en el control social de las clases más bajas de la sociedad.
Sin duda, la división del trabajo tiene no pocas ventajas, aunque también muchos inconvenientes que se han de tener muy en cuenta.
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