Cualquier tipo de operación o transacción que tenga consecuencias directas en la situación económica de la empresa se denomina hecho contable. Como consecuencia de las actividades que realizan las compañías, sus cuentas de resultados y patrimonios se ven afectados, ya sea de manera positiva o negativa, y aquellas operaciones o actos que lo provoquen deben ser registradas en la contabilidad, a través de los llamados asientos contables.
De igual manera, debemos saber que no todo hecho económico también supone un hecho contable. Estos últimos provienen de la actividad directa realizada por la propia empresa: compra de mobiliario, aportaciones de capital, ventas…, mientras que hay hechos económicos que no tienen porqué afectar directamente al patrimonio, por lo que no son recogidos por la contabilidad y no se consideran hechos contables.
Cuando una compañía realiza un pago a algún proveedor, por ejemplo, puede cuantificar esa transacción, la cual tiene un efecto directo sobre su patrimonio, por lo que la consideraríamos un hecho contable que debe ser registrado en un asiento. Sin embargo, cuando la empresa contrata a algún trabajador, está realizando un hecho económico pero no contable, ya que esta acción no es cuantificable y no se considera como tal.
Para poder considerar un acto como hecho contable, este debe cumplir con las siguientes características:
Pese a que es un concepto relativamente sencillo, podemos realizar distintas clasificaciones de los hechos contables. La más habitual y conocida agrupa a los hechos contables en tres grupos: permutativos, mixtos y modificativos, clasificación en la que profundizaremos más adelante. Los hechos contables también se pueden identificar según su complejidad:
También se pueden clasificar en función de su impacto en la estructura económico-financiera de la compañía:
Estas son dos formas para clasificar los hechos contables, pero la tipología más común para hacerlo es la que vamos a ver a continuación.
El primer tipo de hecho contable dentro de esta clasificación es el modificativo. Estos son todos los hechos que provocan alguna variación en el patrimonio de la compañía, ya sea aumentando o disminuyendo. El ejemplo más habitual de un hecho modificativo se produce cuando los socios realizan una aportación de capital a la empresa, aumentando consecuentemente el patrimonio de la misma.
Para ver otro ejemplo en el que el patrimonio se reduzca, podemos pensar en un caso en el que la compañía contrata los servicios de una asesoría para que les realice todas las actividades relacionadas con la fiscalidad. En este caso su patrimonio se reduce, ya que el dinero sale del banco, pero como contrapartida la empresa no recibe ningún activo.
Cuando la empresa realiza una acción en la que se intercambian activos con pasivos por el mismo valor, sin alterar el patrimonio, está realizando un hecho contable permutativo. Si una compañía compra mobiliario, por ejemplo, dos ordenadores, está realizando un intercambio entre un activo y un pasivo que tienen el mismo valor, por lo que el patrimonio de la misma se queda intacto.
En último lugar encontramos a los hechos contables mixtos, son aquellos que incorporan elementos de los dos anteriores: de los permutativos y los modificativos. Un ejemplo muy claro lo encontramos cuando una empresa compra algún bien, como puede ser maquinaria o mobiliario, y posteriormente lo termina vendiendo por una cantidad mayor. En primer lugar se realiza un intercambio entre activo y pasivo por el mismo valor y, al venderlo por más dinero un tiempo después, está obteniendo un beneficio y aumentando el patrimonio.
Pese a que se pueden clasificar de distintas maneras, es importante recordar que toda transacción u operación que tenga un efecto directo en la situación económica de la empresa y sea registrada a través de un asiento contable se define como hecho contable.
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