El saldo acreedor se da cuando las partidas que representan ingresos para una persona física o jurídica son superiores a aquellas partidas que representan los egresos de la actividad. Ambos conjuntos se representan, respectivamente, en un balance entre dos partidas del asiento contable saldo: el haber y el debe.
El saldo es un asiento contable de partida doble; por un lado, se trata de la agrupación de los ingresos de una actividad típica en haberes; esto es, el registro de aumentos pasivos, el patrimonio neto y el ingreso en general.
Por otro lado, se encuentra el debe; se trata de la parte de este asiento contable que registra el aumento de activos, cuentas de gastos y las correspondientes disminuciones sobre los haberes.
El saldo, por lo tanto, es fundamentalmente la relación entre ambas partidas; será acreedor en el caso de que sea mayor el saldo en la partida de haberes; o deudor en el caso de que sea mayor el saldo en la partida del debe. Por último, existe el saldo neutro, el cual se produce al balancear la diferencia entre ambas partidas e igualar ambos saldos.
El balance de saldo acreedor es fundamental, ya que supone flujos de dinero que permiten solventar las operaciones diarias de la empresa y hacer frente a los compromisos y obligaciones financieras —préstamos, créditos y seguros— que permiten expandir la actividad sin disponer de los recursos totales en el momento.
La capacidad de percibir ingresos líquidos de manera regular suele ser una de las principales garantías para los inversores y para la cotización bursátil de las empresas. Esto no solo avala el rendimiento de la inversión y la estabilidad económica de las operaciones, sino que además permite obtener un nivel de financiación proporcional a los ingresos percibidos.
Al resultar de la diferencia que existe entre los ingresos y los egresos que la persona o empresa percibe, el saldo puede ser considerado de tres maneras: positivo, negativo o neutro. Por el mismo motivo, esto hace que no se pueda hablar de saldo acreedor sin hablar del saldo deudor y el balance contable que los iguala.
Por otro lado, el concepto de saldo puede referirse a diversos tipos de cuentas, sin importar la actividad, el régimen fiscal o la constitución societaria particular con la que este se encuentre. Simplemente se refiere al resultado que se obtiene luego de descontar los ingresos correspondientes a los egresos de un determinado periodo contable.
Gracias a estos ejercicios contables es que las empresas, organizaciones y profesionales de todo tipo pueden administrar los flujos de caja y constatar la rentabilidad de la actividad. En este sentido, es fundamental entender que, aunque lo parezca, el sistema de partida doble dentro del asiento contable no es arbitrario.
En efecto, las transacciones pueden registrarse de manera indistinta en la partida haber o debe, pero su función en el ejercicio no será la misma y esto puede estropear el resultado: las cuentas de activo y los resultados negativos se suman mediante el debe y se restan mediante el haber. Por otro lado, las cuentas de pasivo, el patrimonio y los ingresos se suman en el haber y se restan en el debe.
Por lo tanto, deben incorporarse de la siguiente manera:
Como se mencionó más arriba, se trata de la diferencia de saldo positiva que se obtiene una vez restadas las partidas negativas que se encuentran en el debe. Por lo tanto, representa la parte del asiento que corresponde al aumento del haber en:
El haber se encuentra compuesto por tres asientos distintos:
En definitiva, el saldo acreedor sucede cuando los ingresos superan los egresos mediante el aumento de abonos en una misma cuenta. Por otro lado, debe percibirse una cifra superior en los haberes en el libro mayor del ejercicio contable.
Como ejemplo de este procedimiento podemos mencionar una cuenta contable que considera a las reservas, las cuales se incluyen en la categoría de patrimonio neto: en este caso, con un saldo acreedor, el valor de la cuenta aumentaría en consecuencia. Si se tratara de un préstamo, el valor de la cuenta de pasivo sería el que aumente tras conocerse un saldo acreedor.
El saldo acreedor se produce cuando las partidas en el haber superan a las partidas en el debe en términos monetarios; la relación entre ambas partidas supone un asiento contable denominado saldo, el cual puede ser acreedor, deudor o cero.
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