Una participación en una sociedad es una parte alícuota del capital social de una empresa constituida como Sociedad Limitada. Es una forma de propiedad que permite la división de los derechos y obligaciones derivados de poseer una parte de la empresa.
Una participación es el resultado de dividir el capital social de una sociedad limitada en un número determinado de partes iguales. En el caso de las sociedades anónimas estas partes se denominan acciones y comparten una serie de características distintas a las participaciones. Es importante no confundir ambos conceptos.
En el caso de las participaciones, las partes deben ser iguales entre sí, pero a la vez, pueden ser acumulables.
Para entender bien qué son las participaciones, es interesante ver algunos ejemplos.
Las participaciones de una sociedad limitada conllevan una serie de características que es importante conocer.
Primero de todo, las participaciones no son valores mobiliarios. O sea, no son títulos financieros que adquieran por sí mismos el derecho a ser transferidos o a derecho a cobro. De hecho, para transmitir participaciones de un socio a otro es necesaria la aprobación del resto de socios. En una S. L., el número de socios está limitado (no más de 50), generalmente se conocen entre sí y existe una relación entre ellos. De acuerdo con la regulación de la Ley de Sociedades de Capital, se establecen una serie de restricciones para la entrada de nuevos socios y/o empresas externas a la actividad de la SL.
Por otro lado, las participaciones no otorgan derecho a voto por sí mismas, sino que se pueden emitir participaciones sin derecho a voto. A la vez, las participaciones no cotizan en los mercados financieros y no obligan a responder con el patrimonio del titular. El socio capitalista de una sociedad limitada, como bien su nombre indica, solo puede perder el dinero que posee en participaciones y no está obligado a responder con su propio patrimonio en caso de deudas.
A menudo surgen dudas alrededor de la diferencia entre acciones y participaciones. Ambos conceptos corresponden a la división del capital de una empresa, pero la principal diferencia entre ellos es que las participaciones corresponden a sociedades limitadas y las acciones a sociedades anónimas. Sin embargo, no son las únicas:
Cada participación de una SL es una parte del valor de la empresa y, por tanto, aunque no sea un valor mobiliario que se pueda comprar y vender sin restricciones, sí que representa un valor económico que es importante conocer.
Valorar económicamente una sociedad no es fácil y los métodos que usemos dependerán de su naturaleza.
Si se trata de una sociedad patrimonial, el valor de la empresa es el resultado del valor de mercado de los elementos que la componen. Ya sea en forma de activos mobiliarios, intangibles, participaciones en otras sociedades, etcétera. A este valor se le deberá de restar el valor del pasivo de la empresa; sus deudas.
En caso de sociedades empresariales cuyo valor sea el valor de la actividad económica que realicen, el método de valoración se complica un poco más. En este caso, lo importante será comprender el valor de mercado de su actividad productiva, ya sea por su capacidad de generar ingresos o beneficios en el presente o en el futuro. En ocasiones, también puede ser objeto de valoración la proyección del valor de sus activos en el futuro, por ejemplo, en una empresa de software que pueda desarrollar un activo intangible muy valorado a medio/largo-plazo.
Existe un tipo especial de participaciones que tienen como objetivo facilitar la inversión. Estas son las participaciones preferentes y son un instrumento de deuda que provee una retribución fija al inversor a la vez que limita su posesión en un plazo de tiempo limitado.
En este caso, el valor del capital no está garantizado y existe un riesgo elevado de perder el dinero invertido. Las participaciones preferentes fueron ampliamente usadas por el sector bancario y generaron graves problemas de liquidez. Es importante conocer los riesgos relativos a su adquisición.
En resumen, las participaciones son aquellas partes proporcionales al capital social de una sociedad limitada. A diferencia de las acciones de una sociedad anónima, no son fácilmente transferibles y generalmente se usan para la copropiedad de un negocio entre distintos socios.
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