Valor amortizable
El valor amortizable es un concepto contable que se refiere a la parte del valor de un elemento, normalmente del activo, que sufre una depreciación a lo largo del tiempo por las circunstancias que veremos en este artículo.
La amortización de elementos del activo no corriente
El Plan General de Contabilidad (RD 1514/2007, de 16 de noviembre, en adelante PGC) regula lo que es la amortización como veremos en este punto.
Para empezar debemos explicar que la amortización es el método que se aplica para periodificar el gasto en los elementos del activo no corriente (o activo fijo). Vamos a explicar lo que es ésto.
Por definición estos elementos, que forman parte del patrimonio de la empresa porque los ha adquirido, son indudablemente un gasto para la empresa porque son cosas necesarias para su actividad productiva. Su valor contable será el precio de su compra o los costes de haberlo producido.
Lo que los define como del activo fijo es que su aportación a la empresa no se produce de manera inmediata ni a un plazo corto, como sucede con los elementos del activo circulante como las mercaderías o materias primas, en el caso del activo no corriente su aportación a la producción se produce a medio o largo plazo, es decir, a más de un año.
La consecuencia de lo anterior es que si compramos un elemento del activo no corriente y lo imputamos directamente como un gasto no estamos reflejando la realidad, porque ese gasto no se produce en ese momento (el de su compra) sino que se irá produciendo, poco a poco, a lo largo de su vida útil; si hacemos esto estaremos dando una imagen falsa ya que en el año de su adquisición habremos restado, como gasto, todo lo que pagamos por él y en los siguientes años, en los que ese elemento sigue estando y aportando, no deducimos nada como gasto, esto no es así.
Para no cometer esta incorrección existe la periodificación del gasto; consiste en ir descontando el gasto que produce la obtención de esos elementos a lo largo de los distintos años en los que dichos elementos aportan a nuestra producción, es decir, a lo largo de su vida útil. En ésto consiste la amortización.
Por explicarlo con un ejemplo: si compramos un vehículo para repartir nuestra mercancía y pagamos por él, en total, 10.000€, pero ese vehículo lo vamos a estar utilizando (y, por tanto, aprovechando) durante cinco años, si descontáramos el gasto de su compra como tal tendríamos un gasto de 10.000€ en ese año de la compra y no tendríamos ningún gasto más en los cuatro años siguientes en los que seguimos utilizándolo. En lugar de ésto, con la amortización, registramos lo que vale el vehículo al principio pero, como gasto, lo vamos imputando año a año durante los cinco que nos dura, por ejemplo quitándonos como gasto una quinta parte (2.000€) cada año. De esta manera estamos diciendo la verdad porque el gasto dura ese tiempo.
El valor en libros de ese bien será, según el PGC, el valor contable (que será, normalmente el de adquisición o producción) menos el valor amortizado hasta ese momento.
El PGC ordena que estas amortizaciones se hagan de manera sistemática y racional, teniendo en cuenta la duración de la vida útil de los bienes, también, la depreciación que van sufriendo con su uso además de una posible obsolescencia.
En el caso de elementos que forman parte de otros pero que tienen un valor significativo y una vida útil distinta se amortizarán por separado (de manera independiente).
Como hemos visto, la amortización no se utiliza solo para imputar los gastos en su momento apropiado, sino también para registrar, contablemente, la disminución de valor de la cosa que va perdiéndolo con el paso del tiempo, con su uso y, también, porque puede quedar obsoleto al aparecer otro tipo de máquina, por ejemplo, más moderna y eficaz. En el ejemplo que hemos puesto antes, el vehículo que compramos está claro que no vale lo mismo cuando lo sacamos del concesionario que cuando ya llevamos unos años usándolo.
Por esta razón, al final de la vida útil del bien no habremos amortizado todo su valor sino una parte, quedando el valor que estimemos que podría tener en el mercado de segunda mano, a lo que llamamos valor residual.
La conclusión de todo esto es que el valor amortizable de los elementos del activo no corriente es la cantidad por la que se van a ir depreciando y computando como gasto a lo largo de los diversos años de su vida útil.
Coste amortizado de instrumentos financieros
En el caso de los activos o pasivos financieros (que son títulos con contenido económico como acciones o participaciones, obligaciones, títulos de deuda, etc.) la amortización tiene otro sentido diferente que está vinculado a su precio, el PGC define este importe como “el importe al que inicialmente fue valorado, menos los reembolsos de principal que se hubieran producido, más o menos, según proceda, la parte imputada en la cuenta de pérdidas y ganancias, mediante la utilización del método del tipo de interés efectivo, de la diferencia entre el importe inicial y el valor de reembolso en el vencimiento y, para el caso de los activos financieros, menos cualquier reducción de valor por deterioro que hubiera sido reconocida, ya sea directamente como una disminución del importe del activo o mediante una cuenta correctora de su valor”.
Por explicarlo de manera más llana, se trata de valorar el activo o pasivo según su valor contable pero teniendo en cuenta otros elementos, que también aparecen en el balance, y que hacen que valga menos.
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