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Qué es un jefe tóxico y qué hacer para tratar con ellos

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28 de enero de 2021

Aquellas personas que han tenido varios puestos de trabajo distintos, es probable que conozcan de primera mano esta clase de jefes nefastos. Si tomamos como referencia los libros de gestión, encontramos que se dice que 4 de cada 10 jefes tienen algún rasgo de liderazgo tóxico. ¿Pero qué es un jefe tóxico exactamente?

Podemos definir a un jefe tóxico como aquel jefe que abusa del poder de su puesto y con ello perjudica y sabotea, sin querer o de manera intencionada el desempeño y el trabajo de los empleados a su cargo. 

Un jefe tóxico tiene una sólida tendencia al autoritarismo y a despreciar la opinión de los puestos inferiores al suyo, de manera que su comportamiento afecta considerablemente el ambiente de trabajo y genera situaciones incómodas para todos los implicados.

Esto supone graves problemas para la empresa pues, sino se gestiona y se interviene para eliminar esos comportamientos tóxicos por parte de la empresa.

Los empleados dejarán de sentirse bien en su trabajo, su rendimiento se verá profundamente mermado en el corto, medio y largo plazo, y finalmente perderán la motivación de seguir en la empresa y la abandonarán si tienen elección.

Llegando a abandonarla y buscar un empleo en una empresa competidora del sector que pueda apreciar su trabajo y así alejarse de la toxicidad de ese encargado que sabotea el funcionamiento de toda la compañía. Incluso sin saberlo él mismo en ocasiones.

Cómo identificar a un jefe tóxico: Comportamientos frecuentes

Como verás existen múltiples comportamientos que terminan dando lugar a un mal ambiente de trabajo por la influencia directa de las acciones del jefe con comportamiento tóxico. Las maneras de detectar a un jefe tóxico pasan por identificar uno o más de los siguientes comportamientos:

Actitud de desprecio hacia los empleados a su cargo

Los jefes tóxicos son clasistas y autoritarios. Al considerar que su cargo les vuelve más importantes, su valoración de la importancia del resto del departamento que esté por debajo de su puesto será ínfima.

Por ello, los gritos y los insultos son frecuentes en los jefes tóxicos. Al sentirse superiores gracias a su cargo, consideran que pueden tratar de manera hostil y sin empatía a los compañeros de la empresa con total impunidad pues se encuentran en un rango superior.

Incapacidad de gestionar los conflictos ni las malas noticias

Toda persona que conozca historias de jefes tóxicos, sabe lo tenso y difícil que resulta para un trabajador darle una mala noticia laboral a esta clase de encargados tóxicos.

Al no saber gestionar emocionalmente los problemas, la agresividad verbal, la irritabilidad inmediata, el lenguaje corporal agresivo o las amenazas son una constante en su comportamiento al ser incapaces de desarrollar una respuesta empática y buscar soluciones prácticas sin hacer aspavientos.

Con frecuencia, esto es debido a una percepción errónea de lo que es el liderazgo, confundiendo la seriedad o responsabilidad de su puesto con el autoritarismo y el comportamiento amenazante como método de conseguir obediencia.

Busca amenazar e intimidar constantemente a las personas a su cargo

Entienden el miedo y las amenazas como una forma legítima de imponer su autoridad. Por ello, recurren a amenazar con despidos, a gritos o un lenguaje corporal agresivo buscando intimidar y que los demás se sientan amenazados o directamente a insultos personales despreciando y ninguneando al resto de personas.

Es incapaz de comunicarse de forma sencilla y clara

Fruto de toda la hostilidad y falta de contacto con la realidad del resto de compañeros y compañeras, no realiza el esfuerzo de intentar expresarse de manera clara y concisa para que el resto de personal sepa exáctamente qué es lo que espera o cómo realizar el trabajo.

Los jefes tóxicos con frecuencia presuponen que los empleados deben de saber ya de antemano lo que les exige y cómo realizarlo, incluso cuando se trata de encargos que nunca se habían realizado.

Los jefes tóxicos tienen una idea de cómo debe de ser el resultado final, incluso aunque existan varias maneras de realizarlo con éxito. Debe adecuarse a su interpretación a pesar de no explicarla.

Actúa de manera irresponsable y falta a su palabra

Esta clase de jefes nocivos con frecuencia son poco serios a la hora de realizar su trabajo. Llegar tarde a reuniones organizadas por ellos mismos, sobrecargar de trabajo a una persona en lugar de repartirlo entre más personas o favorecer a quienes le caen mejor y cargar de trabajo extra a quienes no lo hacen o en la asignación de vacaciones son algunos de los comportamientos de estos encargados tóxicos.

No respeta las necesidades personales de los trabajadores

Considera a los empleados a su cargo como una pieza del sistema productivo de la empresa sin humanidad. Para los jefes tóxicos, los trabajadores tan sólo son una parte más que controlar y utilizar para obtener los resultados esperados.

Independientemente de que tenga un familiar enfermo o necesite unos días concretos de vacaciones. Si la empresa deja de rendir al nivel que el jefe tóxico quiere, las necesidades personales no serán escuchadas.

Rechazan cualquier sugerencia de manera sistemática

Su manera es la mejor de realizar las tareas. Cualquier otro planteamiento posible está fuera de toda discusión y será automáticamente descartado.

Aceptar propuestas por parte de los empleados a su cargo lo siente como una minoración de su autoridad y eso es algo que no puede aceptar. Por tanto, por buena que sea la sugerencia, no la llevará a cabo, o la sugerirá como idea suya.

Estos son los comportamientos y las características más frecuentes en los jefes tóxicos que nadie quiere tener.

Hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones, estas personas tóxicas no llegan a ser conscientes de hasta qué punto lo son.

Para ellos y ellas, presionar a los demás es la única forma de liderazgo que existe y realmente consideran que es la manera en la que debe comportarse un superior para que le hagan caso.

En su interior, están convencidos de que están actuando correctamente y si las cosas no funcionan se debe al trabajador que no sabe adaptarse en lugar de aceptar que su liderazgo es tóxico y perjudica tanto a si mismo como al desarrollo empresarial de toda la compañía que esté a su cargo.

Técnicas para tratar con un jefe tóxico, alternativas en nuestra mano

Ahora bien, saber que tenemos un jefe tóxico en la oficina no es un gran alivio. Seguramente, ya lo teníamos bastante claro.

Lo que realmente importa es saber cómo tratar con esta clase de jefes conflictivos para que ir a trabajar sea algo agradable y no una situación incómoda que nos genere estrés y ansiedad tras meses de asedio constante. ¿Qué podemos hacer para llevar esta situación?

Acudir al departamento de recursos humanos

Antes de que la situación se vuelva insoportable para ti, recurre a recursos humanos para poner en conocimiento de este departamento lo que está pasando. Recuerda que el departamento de recursos humanos está ahí para garantizar un buen clima de trabajo y gestionar las incidencias internas que estén pasando.

La persona a cargo de RRHH te agradecerá esa información ya que esa persona está perjudicando a toda la empresa y puedes hacer la queja de manera anónima si lo expresas así.

Intentar cambiar de departamento

Otra alternativa es pedir el traslado a otra zona para no estar bajo sus órdenes. Esto es aplicable a medianas y grandes empresas donde existen departamentos y áreas funcionales claramente diferenciadas entre sí. Si la empresa es pequeña, lamentablemente esto no valdrá.

No lo tomes como algo personal

Los jefes tóxicos pueden ignorar que lo son, y su comportamiento es así en todos los ámbitos. Lo habitual es que los desplantes sean algo generalizado y los realice con todos los empleados.

Aunque es difícil cuando te sientes atacado de alguna manera, considera que no está refiriéndose a ti, sino que no tiene las habilidades emocionales adecuadas para saber comunicarse de otra manera. Esto no lo justifica, pero ayudará a que no te afecte personalmente.

Evita entrar en su dinámica

Es fácil caer en la tentación del “y tú más”. Lo mejor es evitar entrar en una dinámica de insultos, gritos y amenazas verbales. La confrontación directa en sus mismos términos hace que los jefes tóxicos se vuelvan aún más tóxicos al sentirse amenazados y respondidos con sus herramientas. Eso empeorará la situación, evítalo.

Ignora sus amenazas

Un jefe tóxico puede amenazar con que si el trabajo se sigue haciendo así, llegará el despido. Eso es usado como herramienta de intimidación y de presión, pero es algo que nunca llegará. Despedir y contratar a alguien no es una decisión que pueda tomarse de manera unilateral sino es un cargo muy alto o jefe máximo. E incluso en esos casos, no es algo que suceda.

El hecho de tener que buscar a otra persona, hacer entrevistas, formarla, y echarle las culpas de que las cosas salgan mal, supone un esfuerzo que no harán más que en amenazas.

Exige un trato mejor

Si se trata de un jefe que tenga comportamiento tóxico sin saberlo, es posible que puedas hablar con él directamente para pedirle, de manera adecuada y respetuosa, un trato mejor.

 Expón de manera adecuada y directa cómo está afectando a tu desempeño laboral y de tus compañeros para pedirle un cambio de actitud. Dependiendo de la persona, puede tener efecto si no era consciente de que lo estaba haciendo mal.

Hay jefes que simplemente no saben ser jefes e imitan un modelo de jefe que ha sido el único que han conocido, pero que están dispuestos a cambiar si eso beneficia su negocio.

Buscar un nuevo empleo

Si todo falla y la situación no mejora puedes buscar un empleo en una empresa de tu mismo sector. Todas las empresas están deseosas de robar un buen trabajador a su competencia. En función del sector laboral esto puede llevar más tiempo o menos, pero se acaba consiguiendo.