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Pago recurrente o único, ¿Cuál debo elegir?

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14 de enero de 2021

Todos los días nos enfrentamos a gastos y desembolsos de diferente índole. Estos pagos pueden ser de dos tipos: recurrentes (cuando nos dan un préstamo en el banco o financiamos nuestro teléfono móvil, por ejemplo) y únicos (vamos a la tienda y pagamos el importe completo del bien). El pago único ha estado ahí durante toda la vida, mientras que el recurrente es una modalidad que se ha empezado a ver en el último siglo y se está popularizando cada vez más. Vamos a ver las ventajas de cada uno de los tipos de pago, con el fin de identificar cuál de los dos debemos elegir.

¿Qué ventajas presenta el pago recurrente?

Esta modalidad de pago, tan popularizada en los últimos años, presenta ventajas tanto para los clientes como para las empresas o entidades que la aplican. Desde la perspectiva del cliente, podemos destacar los siguientes beneficios:

  • Al poder pagar desde casa y sin tener que hacer nada (en la mayoría de pagos de este tipo, el importe se te retira automáticamente de la cuenta en un día determinado de cada mes), se convierte en una modalidad muy cómoda y sencilla.
  • Permite realizar una mejor planificación de los pagos, lo cual ayuda a realizar un óptimo control de los gastos mensuales, reduce el riesgo de que ocurran imprevistos económicos y te permite evitar recargos por el atraso de tus pagos.
  • Facilita el acceso de los ciudadanos a bienes caros como vehículos o viviendas. En la gran mayoría de los casos, las personas no pueden permitirse pagar el importe neto de una casa o un coche de una vez, por lo que la financiación y los pagos recurrentes son esenciales para permitir que la población pueda acceder a este tipo de propiedades.

Por otro lado, también podemos destacar varias ventajas si nos ponemos desde la perspectiva de las empresas:

  • Cuanto mayor sea el plazo de financiación, menor será el riesgo de impagos por parte del cliente, ya que las cuantías serán más bajas. Además, te permite estimar los ingresos que recibirás cada mes, mejorando el flujo de caja de la compañía.
  • Muchas de las empresas (por ejemplo, las compañías telefónicas) solicitan tener una permanencia con ellos para poder acceder a la financiación de los productos, lo cual incrementa el tiempo medio de permanencia de la clientela de las compañías.
  • Al financiar la venta de tus productos, se suele hacer a un tipo de interés determinado, es decir, el cliente pagará pequeñas cuotas todos los meses hasta llegar a abonar el total del producto, pero esas cuotas vendrán cargadas con un pequeño interés que, al final, aumentará ligeramente el precio del bien.
  • Te permite recopilar información sobre los clientes, en relación con su capacidad económica, su solvencia, su liquidez, etcétera.

Y el pago único, ¿presenta alguna ventaja?

Si pasamos a hablar sobre las posibles ventajas del pago único, debemos resaltar que esta modalidad no cuenta con la flexibilidad y capacidad de personalización que tienen los pagos recurrentes. Realizar un pago único no trae nada detrás: el cliente se dirige a una tienda, escoge un producto, lo paga y recibe el bien o servicio inmediatamente, terminando aquí el procedimiento.

Desde el punto de vista de los clientes, te garantiza la propiedad del bien en el momento, ya que muchos en muchos pagos recurrentes (por ejemplo, al recibir un préstamo por un vehículo), la propiedad del bien es de la entidad hasta que termines de pagar todas las cuotas. Sin embargo, cuando tenemos que hacer desembolsos muy grandes, muchas veces conviene hacerlo a través de pagos recurrentes, dadas las ventajas comentadas anteriormente.

Por otro lado, si lo miramos desde el punto de vista de una empresa, el recibir pagos únicos produce inyecciones importantes de capital en caja y evita los posibles trámites y problemas que puedan surgir a la hora de realizar una financiación o dar un préstamo.

Entonces, ¿cuál de los dos debo elegir?

A la hora de determinar cuál de los dos es el mejor, debemos fijarnos en el importe y el tipo de producto que vamos a comprar. Si vamos a adquirir un bien que cuesta mucho dinero (por ejemplo, un coche, un piso o los muebles y electrodomésticos para nuestra cocina), seguramente el pago recurrente sea más ventajoso dados los beneficios que hemos comentado anteriormente. Sin embargo, si tenemos la capacidad económica para ello, podríamos recurrir al pago único en importes más pequeños (como un móvil, un ordenador o una tablet), siempre y cuando hacer el desembolso no nos cause ningún problema para afrontar otras facturas.

Por otro lado, si lo vemos desde el punto de vista de las empresas, el pago recurrente parece la opción más interesante y ventajosa. Garantizaría el recibir ingresos constantes y mejoraría el flujo de caja, permitiría recibir un importe mayor por los productos (gracias a los intereses), reduciría el riesgo de impagos y aumentaría la fidelización de los clientes.

Habiendo visto las ventajas de ambas modalidades de pago, podemos concluir en que la decisión del cliente tiene que depender de su situación económica, el tipo de producto y su precio. Pese a ello, es cierto que las empresas pueden sacarle más partido al pago recurrente, aunque la última decisión siempre va a ser del consumidor.