Las existencias hacen referencia a los bienes que una empresa tiene a su disposición para la incorporación de la misma al proceso productivo o al proceso de venta. No obstante, también se puede entender por existencias el stock de un determinado producto de una empresa.
En cualquier caso, el concepto de existencias está integrado dentro del activo corriente o circulante, el cual adquiere este nombre porque se renueva constantemente, de una entidad. A diferencia del activo inmovilizado, el activo corriente o circulante está concebido para ser vendido en menos de un año y no forman parte de los activos que intervienen en el desarrollo estructural de la compañía. Así, cualquier compañía está obligada a tener una serie de productos para poder prestar sus servicios y llevar a cabo la producción, de manera que las empresas han de tener elementos referentes al inmovilizado técnico y a las existencias. Mientras que las existencias se venden continuamente y, por ende, se renuevan de forma constante, el inmovilizado técnico va a permanecer durante un período de tiempo mucho más prolongado dentro del proceso de producción.
Dentro de las existencias nos vamos a encontrar con diferentes tipos de ellas. Son las siguientes:
Con el objetivo de controlar las existencias de una empresa se lleva a cabo la gestión de inventarios, de manera que el empresario coordina y mejora, en la medida de lo posible, la administración de las existencias. No obstante, existen distintos modos de descubrir el coste final de las existencias en inventario. Hay multitud de métodos para calcular este extremo, siendo las más comunes las siguientes:
Desde luego, la gestión de inventarios y el control del precio de coste de las existencias es ciertamente relevante a la hora de obtener los resultados de la compañía.
El plazo de almacenamiento de las existencias variará en función del sector económico en que nos encontremos. No obstante, se estima que el tiempo de almacenamiento es de entre uno y cinco meses, ya que un plazo de almacenamiento de existencias superior podría provocar la obsolescencia de la mercancía y su posterior pérdida de valor.
Es por ello por lo que las empresas que se dedican a la fabricación, producción, y compras de productos para su comercialización posterior, no acumulan estos productos, sino que los venden con toda la prontitud que pueden. Esto no sólo es debido a que los productos pierden valor para su comercialización si pasan mucho tiempo almacenadas, sino que también supone un coste para las empresas el almacenamiento de los productos, sobre todo si la compañía no dispone del espacio necesario para ello.
No obstante, en muchos casos, la retención de las existencias durante largos periodos de tiempo ante una posible o probable subida de su valor en el mercado. Así, la compañía espera a que el precio del producto suba en el mercado para venderlo. En cualquier caso, es recomendable conocer toda la información que nos dan los inventarios para controlar el almacenamiento de las existencias de la empresa.
Criterios de valoración de las existencias
Como norma general, las existencias se valoran por el precio de adquisición si no se han sometido a ninguna transformación, y por el coste de producción, cuando son introducidas en el proceso productivo. No obstante, hay un tercer criterio, el valor de mercado, que va a prevalecer.
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