El término SOCIMI nace del mundo financiero, se trata de negocios que se encargan de acercar el mercado inmobiliario a los pequeños inversores. Las SOCIMI tienen que cumplir una serie de requisitos previos para ser remuneradas con beneficios fiscales.
Este concepto empresarial responde a las siglas ''Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario''. Este tipo de sociedades se regulan bajo la Ley 11/2009 y sirven de vehículo para la inversión en inmuebles.
Las SOCIMI son sociedades mercantiles y anónimas que tienen un capital social de 5 millones de euros. Una cantidad bastante alta en comparación a cualquier otro tipo de sociedad. Además, al ser cotizadas, sus acciones cotizan en un mercado regulado, es decir, en la Bolsa de Valores, constituyendo así el primer requisito de este tipo de sociedades.
Para explicar en qué consisten, debemos basarnos en algunos factores que las definen, como pueden ser el hecho de que deben estar constituidas basándose en el régimen jurídico vigente y ser inscritas en el Registro Mercantil que corresponda.
El objetivo social de las SOCIMI es la inversión de bienes inmuebles que tengan carácter urbano para después arrendarlo. En cuanto a la inversión inmobiliaria, esta comprende tanto la adquisición como la promoción de inmuebles.
Además de lo anterior, las SOCIMI deben tener una cartera de activos inmobiliarios y recibir ingresos del arrendamiento de estos. Al menos el 80 % de su cartera de inmuebles deberá ir enfocada a dicho objetivo. También tienen permitido poseer activos inmobiliarios, participaciones en otras empresas o fondos de inversión inmobiliarios en el extranjero.
Como ya se ha mencionado, las SOCIMI sirve para invertir en inmuebles, sus acciones son cotizadas en el mercado. Si un inversor desea participar en la sociedad, lo único que debe hacer es acudir a la Bolsa de Valores y comprar acciones de dicha empresa.
Para lograr su objetivo, que es lograr que las grandes inversiones inmobiliarias puedan ser alcanzadas por inversores con menor nivel adquisitivo, están dotadas de transparencia y liquidez.
Como ya hemos visto, lo primero será cotizar en un mercado regulado, invertir mínimo un 80 % de sus activos en inmuebles y un capital social de 5 millones de euros.
Es imprescindible que pasen al menos 3 años de explotación en el arrendamiento antes de venderlos y 7 años para desarrollos propios. Además, el mínimo de inmuebles activos se suprime.
A lo anterior se añade la ley de 2009 por la que se establecía una financiación ajena o apalancamiento máximo que se limitaba a un 70 %, aunque esto se anuló en la ley 16/2012.
El reparto de dividendos deberá ser de un 90 % del beneficio bruto de explotación, un 100 % de los dividendos de otras SOCIMI y un 50 % de las plusvalías derivadas de los inmuebles.
El capital flotante, más conocido como free float, tendrá que ser de dos millones o, al menos, el 25 % del capital social. Por último, los resultados de estas sociedades deberán presentar informes de cuentas cada 6 meses.
Las SOCIMI fueron creadas con ciertos propósitos, entre los cuales encontramos:
Este tipo de sociedades se gestionan bajo un régimen fiscal especial. Esto es algo que lleva poco tiempo en España, pero que en mercados europeos o estadounidenses se han estado llevando a cabo durante un período más largo. Además de la compra y venta, quienes inviertan podrán rehabilitar los inmuebles o gestionar la propiedad de estos.
Algunas de sus ventajas son:
Basándonos en la información que hemos aportado, ha quedado claro que la inversión en el mercado inmobiliario mediante la adquisición de acciones de empresas SOCIMI es bastante llamativo y positivo para los pequeños inversores. El apoyo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, los dividendos y los beneficios fiscales de estas sociedades las convierten en una buena herramienta para invertir en inmuebles.
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