En los mercados financieros, llamamos hombro-cabeza-hombro a un patrón determinado que nos muestra un cambio en la cotización de un activo financiero en concreto. Recibe este nombre debido a la forma que nos muestra el patrón, ya que, en su tendencia alcista, podemos identificar fácilmente tres máximos donde el central es más grande que los otros dos, los cuales se sitúan, aproximadamente, a la misma altura. Todo patrón hombro-cabeza-hombro tiene cuatro componentes:
Este patrón es una de las figuras chartistas más conocidas y famosas de los mercados financieros, debiendo gran parte de su notoriedad a la crisis de Wall Street en 1929, donde se vio dibujada de manera muy clara la estructura hombro-cabeza-hombro. Actualmente, los operadores la utilizan como anticipación de un cambio de tendencia (de alcista a bajista).
Generalmente, se considera como una de las figuras más fiables que existen, aunque no se puede considerar como 100 % efectiva dada la importancia que tiene el volumen bursátil a la hora de analizar la tendencia de los activos, algo que explicaremos más adelante.
Generalmente, todo patrón HCH se forma siguiendo unas pautas específicas, todas ellas precedidas por una tendencia previa alcista:
En este punto final, donde se percibe que el volumen de contratación es notablemente menor al de las dos tendencias anteriores, es donde hay que prestar una importante atención a la línea clavicular, ya que la misma nos puede confirmar el próximo cambio a una tendencia bajista. Normalmente, si la línea está en horizontal o inclinada hacia la parte de abajo del gráfico, ocurrirá un inminente cambio de tendencia, mientras que en los casos donde la línea se inclina hacia arriba hay mayor posibilidad de que prosiga la tendencia alcista.
Una de las mayores utilidades que presenta este patrón es la elevada fiabilidad a la hora de predecir estos cambios de tendencia. Cuanto mayor sea el volumen en el movimiento de ruptura de la neckline (siempre y cuando esté a la baja), mayor será la posibilidad de que la próxima tendencia sea bajista. Se dice que, en el momento en el que la cotización del activo sobrepasa y rompe un 5 % de la línea de la clavícula, ya podremos confirmar el cambio de tendencia.
Habiendo visto esta explicación, podemos pensar que la identificación de una figura HCH es muy sencilla e intuitiva. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones es todo lo contrario, ya que puede presentar variaciones (como la formación de varios hombros izquierdos o derechos), llevando a dudas a los operadores financieros.
En función de las condiciones y el activo financiero que tengamos delante, la formación de un hombro-cabeza-hombro puede durar desde unas cuantas semanas hasta varios años. Aquellos patrones que tarden más tiempo en formarse nos indicarán que la posterior tendencia bajista tendrá mucho más impacto.
Dadas las posibles variaciones que pueden ocurrir a la hora de formarse este tipo de figuras, la decisión más inteligente para los inversores consistiría en vender sus acciones en el pico de la cabeza, o, en su defecto, en el máximo que conforma el hombro izquierdo. Venderlas en el pico del hombro derecho también podría ser una buena opción, pero no es la más recomendable, ya que el volumen es mucho menor y no conseguiría oportunidades tan buenas como en las dos situaciones anteriores.
Si se consigue identificar una figura HCH, estudiando adecuadamente el volumen y esperando al momento perfecto, se pueden conseguir grandes resultados gracias a la fiabilidad que presenta este patrón. También cabe destacar que este tipo de figuras también se pueden presentar a la inversa, indicando un cambio de una tendencia bajista a una alcista, y presentando un patrón inverso al expuesto anteriormente.
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