Reciclaje profesional ¿Qué es y cómo llevarlo a cabo?
Hasta el 31 de diciembre.
El reciclaje profesional consiste en que un trabajador (por cuenta propia o ajena) decide dedicarse a una actividad profesional distinta de la que venía desempeñando hasta ese momento.
Este cambio se puede dar por muchos motivos y no todos son negativos: es posible que no tengamos trabajo en lo nuestro y nos veamos obligados a probar otras actividades para poder trabajar pero también puede ser que encontremos una nueva actividad que nos atraiga o satisfaga más y decidamos cambiar la orientación de nuestra vida, entre estos dos extremos podemos imaginar muchas otras posibles circunstancias que nos lleven a cambiar de trabajo.
Por otro lado, el nuevo trabajo puede ser absolutamente diferente del que teníamos hasta ahora (por ejemplo, un médico que cambia y se dedica a domar caballos) o podemos estar hablando de cambios no tan radicales que pueden llegar a ser de matiz (por ejemplo, un abogado que deja la abogacía y accede a convertirse en juez por el tercer, cuarto o quinto turno).
Sea como fuere, para reciclarnos profesionalmente se deben cumplir las mismas condiciones (o muy parecidas) que hay para acceder a un trabajo por primera vez: debemos tener la preparación necesaria (tanto académica como de experiencia y aprendizaje) y encontrar un lugar donde realizar esa actividad profesional: una empresa que nos contrate como trabajadores, clientes que reclamen nuestros servicios o los de la empresa que fundemos, etc.
Preparación y experiencia
Está claro que, si queremos iniciar una nueva actividad profesional, vamos a necesitar tener la preparación necesaria para ello.
La preparación académica si nos convertimos en abogados deberemos tener la carrera de Derecho, si vamos a diseñar edificios deberemos tener los títulos de Arquitectura o Ingeniería necesarios, pero no sólo títulos superiores, si vamos a reparar instalaciones eléctricas deberíamos ser electricistas, etc.
Además de la preparación académica que ya tengamos y que nos sirva para la nueva actividad vamos a necesitar, en muchos casos, adquirir nuevas habilidades mediante los cursos y estudios que sean necesarios.
La oferta formativa, tanto presencial, a distancia y por internet (los famosos cursos e-learning) es, hoy por hoy, muy abundante y de bastante calidad por lo que deberíamos buscar la mejor formación que necesitemos.
La preparación práctica que podemos ya tener o no: si la empresa que nos contrata nos da la oportunidad de tener un periodo adecuado de aprendizaje podemos adquirir estas nuevas habilidades en él. Para esto existen, por ejemplo, los contratos de aprendizaje y prácticas previstos por el art. 11 del Estatuto de los Trabajadores (RD Legislativo 2/2015, de 23 de octubre).
Lo mismo sucede si emprendemos, si abrimos un pequeño negocio por cuenta propia, un startup o un pequeño despacho profesional: si tenemos la preparación académica necesaria pero nos falta práctica deberemos plantearnos un periodo de adaptación y aprendizaje y poder permitírnoslo económicamente.
En lo relativo a la experiencia, es verdad que es una ayuda para hacer las cosas mejor pero no tiene la importancia que se le suele dar: es preferible un principiante sin experiencia que se estudie todo con cuidado y que encare sus tareas de manera humilde, pidiendo ayuda y consejo cuando lo necesite, a un trabajador con mucha experiencia que ya lo sabe todo, esto último es muy peligroso.
Tener trabajo
Además de la preparación y la experiencia también va a ser necesario, si queremos ganarnos la vida con una nueva actividad, encontrar la forma y lugar donde podamos hacerlo.
Si la nueva actividad se encara como un trabajo por cuenta de una empresa necesitaremos una empresa que nos contrate, haciéndonos un contrato inicial, al menos, si puede ser y es necesario de formación o aprendizaje o un contrato temporal. También puede ser que la misma empresa donde ya trabajamos sea la que nos recicle.
Si comenzamos algo nuevo estableciéndonos con nuestra propia empresa o startup, como autónomos o a través de una sociedad, vamos a necesitar tener clientes que nos compren lo que fabricamos, vendemos o los servicios que prestamos.
Es posible que comencemos la nueva actividad porque ya tenemos uno o algunos clientes que nos han dicho que van a estar ahí, también podría ser que lo planteemos como una búsqueda racional, por ejemplo, buscando clientes a través de nuestros sitios web, nuestros artículos y la publicidad de los buscadores.
Una tercera alternativa sería conseguir una especie de plaza fija haciendo una oposición para convertirnos en funcionarios o accediendo a plazas interinas en la Administración, pero esto es más difícil.
El reciclaje como medida de fomento del empleo
Toda la normativa que se ocupa de las situaciones de desempleo y del fomento y creación de empleo tiene una incidencia especial en el reciclaje profesional de los trabajadores sin empleo y de los que pueden perderlo.
La Unión Europea tiene, en este campo, los programas Grundtvig para formación profesional y reciclaje de adultos.
Por su parte, en España, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) tiene múltiples programas de formación y reciclaje profesional a disposición de trabajadores desempleados; también colaboran en esta actividad las Oficinas de Empleo de las distintas Comunidades Autónomas: son los llamados cursos de formación.
Para consultar estos cursos que las distintas Administraciones ponen a disposición buscadores en internet comenzando por la del Estado que tiene una base de datos muy completa en https://administracion.gob.es/
Por último, en casos de reducción de plantilla de una empresa por Expedientes de Regulación de Empleo por la vía del art. 51 del Estatuto de los Trabajadores la empresa debe poner a disposición de sus trabajadores medidas de recolocación o acciones de formación o reciclaje profesional para la mejora de la empleabilidad, que serán el resultado de la negociación colectiva del Expediente.