Activo subyacente
El Diccionario Jurídico de la RAE define activo subyacente como “activo real o financiero en el que se basa un instrumento derivado”.
Un activo subyacente es, para empezar, un bien: un bien material (como el oro o el trigo) o un bien financiero (como las acciones de determinada empresa o una divisa) que tiene un precio en el mercado, que depende de su cotización en ese mercado en cada momento.
El derivado financiero
Ese bien sirve para ser la referencia de otro producto, en este caso un producto financiero, que se basa en el activo subyacente, en este caso hablamos de un derivado financiero.
El derivado financiero es, por ello, algo que no tiene valor por sí mismo y que fija su precio de negociación en base al precio del activo subyacente dando derecho a acceder a él en el futuro o en las condiciones que correspondan a cada caso.
Se utiliza para diversos motivos: para especular (comprar y vender buscando un beneficio rápido, fácil y peligroso. También como instrumento de cobertura, para asegurar otro tipo de activos que puedan depreciarse. Puede usarse, por último, para el arbitraje, comprando y vendiendo estos derivados en mercados diferentes con precios diferentes ya conocidos de antemano.
Activos subyacentes no financieros
Hablamos de cosas materiales que tienen un valor de mercado que puede variar según las circunstancias. Hablamos de:
- Materias primas: madera, metales de todo tipo, minerales, etc.
- Petróleo y sus derivados.
- Otros productos energéticos como el gas natural.
- Productos agrícolas (cereales, fruta, etc.) y ganado.
- Metales preciosos: oro, plata, platino.
Activos subyacentes financieros
En este caso el activo subyacente da lugar a una opción de compra, en determinadas condiciones fijadas de antemano, y consiste en activos financieros que se negocian y cotizan en mercados financieros. Hablamos de:
- Activos de renta variable como las acciones (y otros títulos) de empresas que cotizan en bolsa.
- Activos de renta fija; normalmente de deuda pública como las letras del Tesoro.
- Divisas: monedas convertibles y fuertes que cotizan en los mercados internacionales.
- Opciones sobre futuros, aquí el activo subyacente es, a su vez, otro producto derivado.
- Tipos de interés o índices de referencia de tipos de interés como el euribor.
- Índices selectivos de los mercados como el Dow Jones, o el IBEX35.
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