Tanto si somos emprendedores, otro tipo de empresarios, trabajadores por cuenta ajena o jubilados es importante el control de nuestras finanzas personales porque el dinero es algo que cuesta ganar y, por eso mismo, debemos intentar gastarlo de manera útil y eficaz.
En la novela de Dickens Oliver Twist un personaje le dice al protagonista “si ganas cinco libras y gastas seis es un infierno, si ganas cinco libras y gasta cuatro eso es el paraíso”
Por lo tanto, es importante dedicar nuestro tiempo y nuestra cabeza a realizar este control de nuestro dinero para lo que tenemos, a nuestra disposición, instrumentos que pueden ser de gran ayuda.
Nuestros ingresos
Lo primero que debemos conocer es con qué entradas de dinero ordinarias contamos para nuestros gastos personales.
Esto es muy sencillo para las personas que tienen ingresos fijos todos los meses como la mayoría de los trabajadores por cuenta ajena, los pensionistas y los funcionarios.
Sin embargo no es tan sencillo y, de hecho, puede llegar a ser un auténtico problema para pequeños emprendedores y profesionales ya que no tienen garantizados unos ingresos concretos, sino que sus ingresos dependen, a lo largo del tiempo, de la demanda que tengan de sus productos o servicios y puede haber variaciones enormes de dichos ingresos en distintos momentos.
Este problema va unido al control financiero de la propia actividad económica, el empresario o profesional debe poder, con sus entradas económicas, hacer frente por un lado a los pagos de su negocio y, por otro, a sus gastos personales.
Si estamos comenzando un nuevo negocio que tiene una serie de gastos fijos (el alquiler del local, la compra del material o equipo necesarios, posibles gastos de personal, suministros como la luz, telefonía, internet, impuestos y tasas, etc), debemos tener en cuenta que uno de esos gastos fijos debe ser nuestros gastos personales ya que, mientras nos ocupamos de la actividad, tendremos que atenderlos.
Para esto una posible solución es fijar una asignación económica fija para nosotros (una especie de sueldo) que nos permita vivir con cierto orden económico.
Pero ¿qué pasa si durante un tiempo más o menos largo nuestro nuevo negocio no produce suficiente para atender sus gastos y los nuestros?.
En este caso lo primero que tenemos que hacer es analizar si merece la pena soportar una temporada más o menos larga de pérdidas económicas; merecerá la pena si, con criterios objetivos, pensamos que dicho sacrificio va a tener frutos en el futuro y que nuestro negocio si va a mantenernos económicamente en el futuro.
Desde luego que podemos equivocarnos al hacer este análisis, pero será mucho menos probable que nos equivoquemos si utilizamos técnicas adecuadas y datos objetivos para hacerlos (estudios económicos, de mercado, etc) y no nos fiamos exclusivamente de nuestra opinión.
En este caso, para poder continuar con un negocio que no produce todavía rendimientos económicos suficientes, lo que estamos realizando se llama inversión y, para ello, necesitamos disponer de dinero suficiente para el tiempo en el que nuestros ingresos no sean suficientes, este dinero sólo puede proceder de tres fuentes:
Nuestros gastos
Una vez que tenemos suficiente control e información sobre el dinero del que disponemos, es decir, de nuestros ingresos, debemos tener también control sobre cómo vamos a gastar ese dinero en nuestras necesidades personales.
Por lo tanto, contamos con dos elementos:
La teoría económica clasifica los bienes de uso o consumo según su necesidad en:
Del análisis e información de todos estos factores encontramos los fundamentos para elaborar un presupuesto personal.
Las decisiones que tomemos en la elaboración de este presupuesto son totalmente personales porque es nuestra elección, podemos decidir qué queremos comer langosta todos los días y renunciar a un buen lugar para vivir o tener ropa decente si es lo que queremos y el dinero no da para todo.
Sin embargo, es muy aconsejable que el presupuesto sirva para cubrir, con cierto orden, nuestras necesidades básicas y que sólo después de esto destinemos recursos a bienes que no sean esenciales y teniendo, en todo caso, en cuenta que es conveniente intentar destinar dinero a nuestro ahorro personal.
Financiación ajena
Tanto para realizar inversiones en nuestro negocio como para cubrir necesidades personales, sean básicas o suntuarias, podemos acudir al crédito ajeno.
El endeudamiento no es por sí mismo un error, si se utiliza para invertir o para pagar gastos que están a nuestro alcance puede ser una importante ayuda y un factor positivo en nuestras vidas.
Lo que sí sería un error es acudir a financiación ajena para realizar gastos que no podemos permitirnos o inversiones que no están suficientemente avaladas por estudios y análisis objetivos.
O, lo que es lo mismo, los préstamos hay que devolverlos y lo primero que hay que saber al acudir a ellos es si dicha devolución va a ser un problema.
En este aspecto existe un factor importante: nuestra capacidad de endeudamiento; los expertos considerar que la capacidad de endeudamiento razonable de una persona está entre el 35% y el 40% de sus ingresos, es decir, los porcentajes que podemos, como mucho, destinar a devolver la financiación.
Otro factor es la capacidad de crédito que es hasta donde los prestatarios (bancos u otras entidades que dan crédito) están dispuestos a financiarnos, antes de concedernos financiación nos pedirán información sobre nuestra vida económica y, en base a ella, decidirán la concesión o no de préstamos, créditos o financiación a plazos.
En este análisis que va a hacer quién nos conceda (o no) financiación personal también se tendrá en cuenta nuestra historia anterior, si hemos impagado algo y aparecemos en registros de morosos como el ASNEF u otros más específicos será muy difícil, por no decir imposible, que podamos acceder a ningún tipo de financiación.
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