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Pólizas de crédito: ¿Qué son y cómo funcionan?

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4 de noviembre de 2021

La financiación es una de las preocupaciones más importantes que tienen pymes y autónomos. Una falta de liquidez puntual puede ponerles en apuros a la hora de cumplir con sus obligaciones de pago, o puede hacer que pierdan la oportunidad de hacer una inversión que podría mejorar su negocio. Por eso, no es de extrañar que cada vez más profesionales decidan poner fin a esta preocupación contratando pólizas de crédito.

¿Qué son las pólizas de crédito? ¿Cuál es su funcionamiento?

Una póliza crédito es una forma de obtener financiación, de ahí que se suela confundir con el concepto de préstamo, aunque no son lo mismo. Se trata de un instrumento mediante el cual una entidad bancaria pone a disposición del autónomo o la empresa una línea de financiación.

Esto quiere decir que el cliente tiene una cierta cantidad de dinero a su disposición y puede hacer uso de ella cuando lo necesite. Procediendo después a la devolución de esa cantidad de conformidad con los términos pactados en el contrato.

Por ejemplo, si un autónomo tiene una póliza de crédito por valor de 30 000 euros y necesita comprar un vehículo para su negocio por valor de 15 000 euros, puede acceder inmediatamente el dinero. No tiene que hacer toda la tramitación relativa a la obtención de la financiación (estudio de solvencia, firma del contrato ante Notario, etc.) porque todo esto se ha hecho antes.

Tras esta operación el autónomo le debe al banco 15 000 euros más intereses, y sigue teniendo otros 15 000 euros en su póliza de crédito a los que puede recurrir si es necesario. Además, a medida que vaya devolviendo el dinero, esa cantidad se suma de nuevo a la línea de crédito.

Es decir, si el autónomo ya ha devuelto 10 000 euros, su límite de crédito sube entonces hasta los 25 000 euros.

Ventajas y desventajas

La gran ventaja de este sistema de financiación es que permite a empresas y profesionales adelantarse a sus necesidades de dinero. Una vez hecha la tramitación, se puede acceder al dinero en cualquier momento y sin tener que dar más explicaciones. De ahí que sea una buena alternativa en el mundo de los negocios, en el que puede ser necesario tener liquidez prácticamente de un día para otro.

La parte mala es que, como ocurre con cualquier otro producto bancario, las entidades aplican una serie de comisiones. En este caso las más comunes son la comisión de apertura, la de saldo dispuesto, la de no disponibilidad (implica que se cobra al cliente si este no hace uso del dinero), y la comisión por excedido.

A ello hay que sumar los gastos relacionados con la contratación de la póliza, porque hay que pasar por el Notario. Todo esto implica que el acceso a una póliza de crédito puede llegar a tener un alto coste.

Características de la póliza de crédito

La contratación de este producto da lugar a que se abra a nombre del beneficiario una cuenta corriente asociada en la que tendrá disponible el dinero y en la que tendrá que ir haciendo los pagos cuando disponga de él.

Se trata de una forma de financiación a corto y medio plazo, ya que la duración de la póliza suele ser de entre seis meses y dos años. No obstante, los contratos se suelen ir prorrogando de forma automática, aunque la entidad bancaria puede decidir la no renovación del producto o disminuir el límite de crédito.

Contenido de las pólizas de crédito

La contratación se hace en la entidad bancaria, pero se debe dejar constancia de ello a través de escritura pública otorgada ante Notario. En ese contrato se indicará la identidad de todas las partes y también el importe concedido.

Otro de los datos que no puede faltar es el plazo de vencimiento de la póliza y las condiciones asociadas a la prórroga de la misma. Si la prórroga es tácita no habrá que pasar de nuevo por el Notario, pero si no es así habrá que firmar una nueva escritura pública, lo que implica asumir otro coste.

En el contrato también deben especificarse de forma clara las comisiones e intereses que se van a aplicar.

¿Cuándo es necesario contar con una póliza de este tipo?

Las situaciones en las que a autónomos y empresas les puede venir bien tener contratado este producto pueden variar mucho.

Una buena opción es hacerlo si se trabaja en un sector en el que puede haber problemas de liquidez. Por ejemplo, si los plazos de pago que aplican los proveedores son demasiado amplios y puede llegar a ocurrir que la empresa haya tenido un buen nivel de facturación, pero no tenga dinero disponible cuando tiene que cumplir con sus obligaciones de pago.

También si es un negocio con una clara orientación a la innovación y necesita tener dinero siempre disponible para poder invertirlo en acciones que hagan mejorar su ventaja competitiva.

Las pólizas de crédito son una buena alternativa de financiación. Pero, dado que los costes asociados a las mismas pueden ser muy elevados, antes de contratar un producto de este tipo hay que asegurarse de que no exista otra opción más económica.