Ideas de negocio 2018, a qué te puedes dedicar

Si estamos en la cultura actual del emprendimiento y, como salida económica personal, deseamos convertirnos en emprendedores debemos buscar una actividad económica para poder realizarnos como tales.
¿Cuál es la actividad económica que se adapta a nosotros?: esa es la gran pregunta y es muy importante responderla bien porque, si nos equivocamos, estaremos abocados al fracaso.
Para responder esta pregunta lo primero que tenemos que hacer es analizarnos a nosotros mismos y analizar la realidad que nos rodea.
Podríamos, en este artículo, poner una lista de actividades que nos parezcan adecuadas porque tengan mercado y puedan salir adelante, pero eso no nos parece una buena idea: la actividad que escojamos debe ser una actividad que, además de tener mercado, sea adecuada para nosotros y nosotros podamos desempeñarla, no todos valemos para todo y es más importante encontrar algo que cuadre con nuestras posibilidades que algo que se esté vendiendo en la actualidad.
Analizarnos a nosotros mismos
Viene al caso la frase que estaba inscrita en el vestíbulo del templo de Apolo de Delfos: γνωθι σεαυτόν conócete a ti mismo.
La primera cosa, absolutamente fundamental, que debemos hacer en nuestra búsqueda de una actividad por cuenta propia es saber quienes somos, cuales son nuestras habilidades, aptitudes, capacidades, conocimientos y medios.
Por ejemplo, si sabemos bailar flamenco podemos plantearnos dar clases de flamenco o crear un espectáculo de baile flamenco o abrir un local dedicado al baile flamenco.
Si sabemos tocar el piano podemos, también, dar clases de piano, prestar un servicio de fondo musical para distintos eventos o acompañar a cantantes.
Si sabemos cocinar podemos poner un restaurante o dar clases de cocina.
Estos son unos pocos ejemplos pero hay infinitos sobre todas las actividades posibles y lo que debemos preguntarnos es ¿qué sabemos, podemos y sobre todo queremos hacer?.
También es posible que nos asociemos con otras personas que sepan hacer lo que nosotros no sabemos y sean complementarias a nosotros; por ejemplo: si sabemos bailar flamenco, pero no sabemos cocinar podemos buscar un cocinero y abrir juntos un restaurante con espectáculo flamenco.
Un segundo aspecto de esta investigación sobre nosotros mismos es cuales son nuestras posibilidades, que tiempo podemos dedicar a la nueva actividad, que medios materiales están a nuestro alcance y cómo nos vamos a arreglar para vender nuestros productos o servicios.
Una nueva actividad económica va a necesitar, si vamos en serio, una gran dedicación personal, vamos a tener que dedicarle nuestro tiempo y, si llegan los posibles clientes, hay que atenderles bien porque es la única manera de que el negocio prospere; pero existe una gran probabilidad de que durante un tiempo, más o menos largo, la nueva actividad no nos proporcione resultados económicos suficientes para subsistir personalmente, ¿podemos permitírnoslo?.
Y, además, ¿de qué medios disponemos?: ya no es sólo la posible inversión económica inicial, que debemos tener clara cual es y disponer del dinero para hacerla; también debemos hablar de medios materiales: si queremos abrir una tienda necesitaremos un local adecuado, si es un restaurante también necesitaremos un local que cumpla las condiciones y sea adecuado, si es una empresa de internet vamos a necesitar, como mínimo, un equipo informático y una conexión a internet, además de un lugar de trabajo.
Una vez más los ejemplos que podemos poner son infinitos relativos a todas las actividades posibles.
Por último, debemos conocer nuestras capacidades para vender: si nos dedicamos a crear un producto o servicio vamos a necesitar clientes que nos lo compren para lo que vamos a tener que llegar a ellos.
Ésto comienza por analizar la competencia, otros productos o servicios que sean como los nuestros y ver como son y a qué precios se ofertan, y continúa por ver por qué canales podemos llegar a los compradores potenciales.
Además de los canales tradicionales, que siguen estando vigentes en gran medida, el desarrollo y la proliferación de internet nos dan una oportunidad maravillosa para llegar a clientes potenciales en todo el mundo, pero hay que saber gestionarlo o contratar a alguien que sepa.
Analizar nuestro entorno
Una vez que ya sabemos lo que podemos y no podemos hacer nosotros, el siguiente paso será conocer qué negocios pueden prosperar en el mundo en que nos movemos y cuáles no.
Por ejemplo, si estamos en un país árabe una tienda de licores no parece una buena opción o si estamos en un lugar donde no suele llover una tienda de paraguas tampoco lo es.
Para saber si un negocio es o no adecuado debemos realizar un estudio de mercado.
Es un error muy habitual pensar que el público consumidor tiene los mismos deseos y preferencias que nos parecen a nosotros o a las personas que están a nuestro alrededor, pero esto no tiene por que ser así y, de hecho, normalmente no lo es.
Tampoco vale un sondeo entre nuestros familiares y amigos.
Hay que tener una metodología: saber lo que queremos investigar y realizar un estudio serio sobre nuestra empresa, nuestro producto, nuestros precios y lo que el público puede demandar.
Para ello deberemos escoger y utilizar las distintas herramientas que podemos encontrar, normalmente, por internet y que, seguramente, van a consistir en la realización de encuestas, bien a través de encuestadores que contratemos, bien a través de otros medios online.
Las franquicias
Una posible solución a todo esto sería encontrar una franquicia que se adapte a lo que queremos.
Una franquicia es un negocio ya montado, estudiado y con los productos diseñados y creados que tiene una marca comercial y ya está realizando estudios de mercado por lo que conoce las posibilidades y los precios de manera adecuada.
El dueño de la franquicia cede su marca, su know how y sus productos a los franquiciados (que podemos ser nosotros) a cambio de un precio, normalmente esta cesión se produce durante determinado plazo y en determinada zona (en otras zonas habrá otros franquiciados).
Si nos convertimos en franquiciados debemos cumplir nuestras obligaciones en el contrato de franquicia que, además de los pagos de precio que se estipulen y de posibles seguros de responsabilidad civil, van a ser respetar el diseño y la imagen de marca: si es una inmobiliaria el local que abramos al público deberá tener el tipo de carteles, mobiliario e incluso colores previstos por la franquicia.
La franquicia suele darnos, también, la promoción y publicidad ya hecha.
Hay franquicias de todo tipo de negocios: restaurantes de comida rápida, inmobiliarias, venta y distribución de diversos productos (desde el pan hasta mobiliario de oficina), guarderías, y un largo etcétera.